El cantante, que confesó en una polémica entrevista en 2009 su condición homosexual, se autodefine como un ser atormentado.
Tiziano Ferro cierra un largo capítulo de su vida con un recopilatorio que se publica hoy y que ofrece la posibilidad de releer sus clásicos sentimentales "sin disfraces" esta vez y entender así mejor el trayecto vital que en 2010 desembocó en la declaración pública de su homosexualidad.
"Soy un ser humano, todo menos perfecto. Nunca me ha gustado la idea de parecerlo. Soy el representante de los imperfectos, de los débiles y de los frágiles, de los que encuentran dignidad en las lágrimas", cuenta el músico italiano durante una entrevista con Efe hoy en Madrid al ser preguntado por uno de los temas del álbum.
En "A mi edad", que estaba incluido en el disco del mismo nombre publicado en 2009, un año antes de la famosa entrevista en la que reconoció su condición sexual, Ferro reflejaba un estado anímico que dista mucho del actual.
Entonces cantaba: "Soy un gran falso mientras finjo la alegría/ tú un gran desconfiado cuando finges simpatía/ como un terremoto en un desierto que/ que todo se derrumba y nadie ve que ya estoy muerto".
"'A mi edad' la considero mi manifiesto, el de una persona que se ha tomado la responsabilidad de hablar del mundo interior del ser humano sin avergonzarse de las debilidades, de cosas que diariamente callamos porque no tenemos capacidad de verbalizarlas", relata.
Recuerda que la elaboración de aquel disco fue "un momento de ruptura total" en el que no salía de su casa en Inglaterra, en una situación de aislamiento total, incluso de su familia.
"Esto no hacía más que alimentar mi negatividad y me odiaba. Me despertaba por la mañana con el único objetivo de acabar el que consideraba el mejor disco de mi carrera. Todo lo demás daba igual, no me gustaba lo que veía en el espejo", revela.
Entonces empezó tratamiento con una psicóloga, volvió a acercarse a sus amigos y, en una charla con su padre, se produjo el clic final.
"Acababa de cumplir 30 años. Mi mente, tras años de autoflagelación, quería enamorarse, completarse, y pensé que el negocio de la música no estaba listo para esto. Pensé dejarlo. Pero mi padre me dijo que sería como ganar un brazo a cambio de una pierna y que tenía que encontrar la manera de vivir la vida haciendo lo que amo", explica.
Que Ricky Martin "saliera del armario" antes que él pero casi en paralelo fue pura casualidad, comenta. "Ni siquiera se lo dije a la discográfica. Se encontraron con la noticia un buen día. Solo lo programé con mi mánager y con mis amigos. Lo hice para mí. Punto", dice.
Un año después, se cumplía una década de su irrupción en el mercado discográfico con "Rojo relativo" (2001), uno de sus mayores éxitos comerciales junto con "111: Ciento once" (2003), y le propusieron lanzar este álbum de grandes éxitos.
"Acababa de escribir todos los temas de 'El amor es una cosa simple' (2011) y estaba en un momento de mi vida en el que todavía había cosas que decir. Solo el año pasado sentí que era el momento de cerrar un capítulo, cuando me sentí mentalmente preparado. He encontrado equilibrios y herramientas para seguir adelante", explica.
Así surge este "TZN - The best of Tiziano Ferro", que en su edición española se publica con 19 canciones, entre ellas muchas de sus colaboraciones junto a figuras como Mary J. Blige, Kelly Rowland, Miguel Bosé y Malú, además de clásicos como "Alucinado" o "Tardes negras" y de tres temas inéditos.
Entre estos se encuentra "Encanto", un "experimento" casi folk que no habría encajado en ningún otro de sus discos y que ha grabado junto a Pablo López, al que se refiere como "un Billy Joel español".
Del balance forzoso que surge de echar la vista atrás saca una conclusión clara: "Estoy orgulloso de mí", dice. "Estoy mucho mejor a nivel espiritual y he aprendido a disfrutar más del tiempo que tengo entre las manos", añade.
Se trata de un gran cambio para quien se define como "impaciente y atormentado, siempre lleno de preguntas sin respuestas", y un músico que, en los primeros años de su carrera, "vivía víctima de los hechos, como en una jaula de oro en la que lo tenía todo pero no lo disfrutaba".
Fuera de sus propias conclusiones, al repasar sus canciones se advierte otro cambio, cierta pérdida en la carga erótica del principio.
"Ahora soy un cura", bromea, antes de argumentar que la música cambió el rol que jugaba en su vida. "A lo mejor antes la música era la manera de expresar algo que no lograba sentir totalmente en el mundo físico. A lo mejor ahora lo hago y por eso no lo canto", apostilla con aire pícaro. EFE
Comparte esta noticia