La principal demanda de los trabajadores en el Sudeste Asiático es la de acabar con la mano de obra barata, pese a la advertencia de los empresarios sobre la disminusión de la inversión extranjera.
En el Día de los Trabajadores, miles de obreros se manifestaron en Yakarta, Phnom Penh, Manila y otras urbes del sudeste asiático, en una jornada para reclamar salarios con los que hacer frente a la subida de los precios, además de otras mejoras en sus condiciones laborales.
El salario mensual mínimo ronda los 295 dólares (222 euros) en Tailandia, los 270 dólares (203 euros) en Filipinas, los 158 dólares (119 euros) en Indonesia, los 91 dólares (68 euros) en Vietnam y unos 75 dólares (56 euros) en Camboya.
En Singapur, la economía más desarrollada de la región, no existe el salario mínimo, pero un conductor de autobús gana al mes unos 1.600 dólares singapureses (1.200 dólares o 975 euros).
El primer ministro singapurés, Lee Hsien Loong, señaló ante unos 1.500 sindicalistas y trabajadores que la subida salarial solo está justificada con la mejora de la productividad, aunque precisó que su Gobierno ha aumentado los fondos de ayuda para las familias pobres.
Con una inflación superior al 5 por ciento, una parte de la sociedad demanda un mejor reparto de la riqueza en la ciudad-estado, donde el salario del mandatario ronda los 2,2 millones de dólares singapureses (1,7 millones de dólares o 1,3 millones de euros), el mayor entre los jefes de Gobierno de todo el mundo.
En Malasia, el Gobierno anunció anoche la introducción del salario mínimo mensual en 900 ríngit (297 dólares o 224 euros), una cantidad excesiva, según la Federación de Empresarios.
Los sindicatos malasios, que hoy congregaron a unas 600 personas en Kuala Lumpur, opinaron que es insuficiente para que las familias afronten la subida de los precios, sobre todo en las ciudades.
En Indonesia, al menos 50.000 trabajadores se manifestaron en distintos puntos de Yakarta, donde las autoridades desplegaron 16.000 policías para velar por la seguridad, y otras decenas de miles salieron a las calles de otras ciudades del archipiélago.
Entre las demandas de los trabajadores indonesios destacan horarios de ochos horas laborables al día y la implementación de un sistema de seguridad social para todos los empleados en enero de 2014.
El Ejecutivo indonesio aprobó recientemente la exención de pagar impuestos a los empleados con salarios mensuales inferiores a los 2 millones de rupias (218 dólares o 164 euros).
El Día Internacional de los Trabajadores no es festivo en Indonesia, aunque las autoridades se plantean declararlo en el futuro.
En Filipinas, el presidente Benigno Aquino respondió a los llamamientos de los sindicatos en las calles diciendo que las subidas salariales causarían una huida de la inversión extranjera y medio millón de personas perderían sus puestos de trabajo.
El 15 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) de Filipinas proviene de las remesas de los 10 millones de filipinos, casi uno de cada diez, que trabajan en el extranjero.
Tailandia ofreció la imagen más pintoresca con una manifestación multitudinaria encabezada por varios elefantes engalanados de rojo y con la fotografía del monarca.
EFE
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