Un grupo organizado de vecinos usan capuchas y pasamontañas para evitar represalias de los delincuentes que atrapan y que castigan públicamente.
Cansados de la delincuencia y de la inoperancia de las fuerzas policiales en su sector, un grupo organizado de vecinos del cerro El Pino en La Victoria hace justicia con sus propias manos, capturando a delincuentes que luego cuelgan en una suerte de paredón callejero hasta que, golpes de por medio, pidan perdón y se comprometan a no cometer más fechorías.
Estas personas, que cubren sus rostros con capuchas y pasamontañas para evitar represalias de los maleantes, actúan de esta manera desde el 2001 y aseguran que desde entonces la delincuencia ha disminuido hasta en un 50 % en el sector 7 del populoso cerro donde residen.
"A toditos los que paran robando los colgamos, a todos, pero no del cuello como dicen sino de los manos y les damos por todos lados hasta que pidan perdón a cada uno de los que estamos presentes acá y que no vuelvan a este barrio a robar", dice uno de ellos que se ha colgado de manos a unas cadenas para mostrar como castigan a los ladrones.
Más arriba, sobre la cabeza del "justiciero", impreso en un cartel azul desde el que descienden los amarres metálicos, se lee una intimidante amenaza: "Aquí se colgarán a los delincuentes fumones y violadores. Los quemaremos vivos", escriben y más abajo firman: "El Pueblo".
Esta patrulla anónima también reparte volantes con fotografías de los maleantes escarmentados y no solo eso, tras el castigo también los exponen ante los vecinos en desfiles públicos por las calles de El Pino.
"Los chapamos, los castigamos y después de eso los amarramos y los hacemos pasear por todo el Cerro el Pino para que sepan todos los vecinos y que los reconozcan (...) (y) que si vuelve a robar la próxima vez ya se tomaran las acciones que están en el letrero", dice otro oculto tras un pasamontañas.