Ante el descomunal incremento de la violencia en el país centroamericano, se ha vuelto común que las autoridades forenses entierren de ese modo los cadáveres de desconocidos.
El incremento de la delincuencia en Honduras ha traído como consecuencia al aumento de asesinatos de personas inocentes que en muchos casos no logran ser identificadas motivo por el cual las autoridades se ven en la necesidad de enterrar en fosas comunes a aquellos desconocidos.
La realidad en el país centroamericano va a camino a convertirse en una verdadera historia de ficción, la escalada de la violencia sobrepasa los límites permisibles en la sociedad hondureña.
Las víctimas que se encuentran a lo largo de las calles Tegucigalpa y otras zonas pobres son apiñados en bolsas de plástico y cubiertos por la tierra en un lugar que vendrá a representar un cementerio común.
Allí se hacen presentes cientos de personas a ofrendar a sus muertos por si estuvieran en aquel lugar.
Según refieren medios hondureños el Divino Paraíso (en la foto) es el lugar más conocido para este tipo de labores.
Para contrastar esta triste realidad se puede decir que el 79% de las personas que tienen órdenes de captura en Honduras anda libre y sólo el 21% han sido detenidas, según un informe que divulgó la estatal oficina del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh).
El documento refiere que al menos 36 036 personas murieron de forma violenta en los últimos diez años, lo que representa un promedio mensual de 286 víctimas.
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