Un asalto, en cualquiera de sus modalidades, puede dejar secuelas y síntomas traumáticos serios, explicaron expertos de psicología de la UPN.
Ansiedad, miedo, tristeza, sentido de culpa y estrés son algunas de las secuelas emocionales que sufren los jóvenes, víctimas de un asalto, informaron expertos de la Facultad de Psicología de la Universidad Privada del Norte (UPN). Sin embargo, estos problemas psicológicos pueden agudizarse si los chicos son afectados por un secuestro al paso, explicó la coordinadora de la facultad, Jacquelinee Rojas.
Traumas. “El secuestro es una experiencia extrema que puede generar en ellos patologías como fobia social, depresión y estrés post traumático”, precisó la especialista. Antes de que la víctima manifieste estos problemas emocionales sufre una serie de cambios que los padres deben notar: alteración en su rutina diaria, hipersensibilidad en sus interacciones, dificultad para dormir, rechazo a conocer nuevas personas y modificación en sus hábitos alimenticios.
Apoyo de padres. “Los padres de familia deben estar alerta a estas señales para tomar medidas inmediatas y ayudarlos a superar la situación. Por ejemplo, buscando espacios para hablar sobre la experiencia”, agregó. Luego de la experiencia vivida, les recomendó desarrollar una nueva rutina diaria con su hijo o hija, e identificar juntos nuevas formas de prevenir robos.
Perfil del delincuente. Recordó que los delincuentes tienen tres objetivos básicos: que el asalto sea exitoso, lo más rápido posible y no ser atrapados por las autoridades. Por eso, el asaltante busca intimidar a la víctima para que cumpla sus instrucciones rápidamente. Si percibe una dificultad, se pondrá más agresivo pues tiene baja tolerancia a la frustración y asustará más a la víctima.
Recomendaciones. En esos casos, aconsejó mantener la calma, no dejar que el miedo se apodere de las acciones y pensar de manera estratégica para identificar prioridades. “Es importante considerar que nuestra vida es más importante que los bienes o posesiones materiales”, indicó.
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