El campeón del Abierto de Australia celebró con champagne su reciente título.
El tenista suizo Roger Federer estuvo celebrando prácticamente hasta el amanecer su quinta victoria en el Abierto de Australia que se disputó en Melbourne y en cuya final se impuso al británico Andy Murray en tres sets.
Federer reconoció que esta decimosexta victoria en un torneo del Grand Slam ha sido distinta a las quince anteriores y que quizás por esa razón lo estuvo celebrando hasta el amanecer con "champagne".
En la conferencia de prensa de la jornada posterior a su victoria frente a Murray por 6-3, 6-4 y 7-6 (11), Roger Federer, que acudió con una de sus hijas en brazos, reconoció que para él ahora la vida es distinta, que no sólo es tenis y quizás por eso su victoria tiene un valor distinto.
El tenista suizo, que evitó que Murray se convirtiese en el primer tenista británico en ganar un Gran Slam desde 1936, reconoció estar excitado con su nueva vida pues estar casado y tener hijos, a sus 28 años, le ha cambiado y ahora juega un muy buen tenis y se siente extremadamente feliz.
Su decimosexta victoria en un Grand Slam la celebró Roger Federer en el hotel en el que se encontraba alojado con "algo de comida y algo de bebida para celebrar la victoria", aseguró.
Federer reconoció que en estos momentos jugar al tenis y su familia, junto a su mujer Mirka y sus hijas Myla y Charlene, de las que no se ha separado desde que nacieron el pasado 29 de julio ya que viajan con él a todas partes, es lo que más satisfacción le produce, además de sentirse mucho mejor físicamente.
"Ahora comprendo mucho mejor mi cuerpo y recuerdo que a principios de 2004, cuando gané por primera vez aquí, al día siguiente no me podía ni mover, estaba muy cansado y ahora es muy diferente. Estoy perfecto", reconoció Roger Federer, para terminar preguntándose "¿cuál es el siguiente?".
EFE
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