Hasta el momento se desconoce cuántos de los cuatro ciudadanos entregados por Moscú, que les acusa de espiar para Occidente, se encuentran en el interior del avión.
Un avión en el que al parecer se encuentra un número indeterminado de los rusos entregados por Moscú en el intercambio de espías con Estados Unidos aterrizó hoy en el aeropuerto Dulles International de Washington.
El avión de la línea aérea "Vision Airlines" despegó de Viena y repostó en una base militar británica antes de tocar tierra en Washington, según la televisión local.
Una caravana de vehículos todo terreno esperaba a pie de pista la llegada del aparato, pintado en colores blanco y marrón.
Hasta el momento se desconoce cuántos de los cuatro ciudadanos entregados por Moscú, que les acusa de espiar para Occidente, se encuentran en el interior del avión.
La llegada del aparato culmina una historia de intriga y espionaje que retrotrae a la Guerra Fría.
En el aeropuerto de Viena el avión coincidió, en una maniobra coordinada cuidadosamente, con otro procedente de Nueva York, en el que viajaban los diez espías rusos que durante años vivieron como ciudadanos comunes y corrientes en Estados Unidos.
La idea del intercambio se presentó en Washington al presidente de EE.UU., Barack Obama, hace casi un mes, informó hoy un alto funcionario que habló a la prensa bajo la condición del anonimato.
Entonces, funcionarios de la Central de Inteligencia Americana (CIA) y de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) informaron al presidente de la existencia de la red de espionaje y le alertaron de que había llegado el momento de comenzar a planear los arrestos, pues al menos dos de los "topos" planeaban abandonar Estados Unidos.
Otros altos funcionarios de la Casa Blanca ya habían recibido noticia de la existencia de los espías en febrero.
Cuando se informó a Obama, en una reunión celebrada el 11 de junio, se abordaron los cargos que se podrían presentar contra los espías, así como el momento más conveniente para las detenciones y el impacto que ello podría tener en las relaciones entre Washington y Moscú, en momentos en los que ambas capitales buscaban consolidar un nuevo comienzo en sus relaciones, indicó la fuente.
Una de las recomendaciones que se formularon en el encuentro fue el buscar un intercambio de espías con Rusia.
El director de la CIA, Leon Panetta, encabezó las conversaciones con Moscú acerca del intercambio de espías, y fue el Gobierno estadounidense el que planteó los nombres de las cuatro personas que quería recibir a cambio.
EE.UU. seleccionó esos nombres por razones humanitarias y del estado de salud de esos detenidos, de acuerdo con la fuente.
Los diez espías fueron detenidos el 28 de junio en Arlington (Virginia, en las afueras de la capital estadounidense), Boston y el área de Nueva York.
Apenas tres días antes, Obama había recibido en la Casa Blanca al presidente ruso, Dmitri Medvédev, al que invitó a comer una hamburguesa en un restaurante, precisamente de Arlington, pero al que no comentó nada de las detenciones que se planeaban.
Como parte de un acuerdo entre EE.UU. y Rusia, los diez espías se declararon culpables de conspirar para trabajar como agentes extranjeros no registrados.
Sus hijos, según indicó el alto funcionario, han abandonado también EE.UU. o se encuentran en proceso de salida.
Se desconoce cuál será, tras su entrega a EE.UU., el destino de los ciudadanos rusos entregados por Moscú.
Uno de ellos, el ex coronel Alexander Zaporozhsky, fue condenado en Rusia en 2003 a 18 años de prisión por espionaje.
Los restantes son Sergei Skripal, ex coronel de los servicios de inteligencia rusos y condenado a trece años de prisión en 2006; Gennadi Vasilenko, ex funcionario de la KGB rusa y condenado a tres años de prisión por posesión de armas y resistencia a las autoridades, y el analista Igor Sutyagin.
EFE
El avión de la línea aérea "Vision Airlines" despegó de Viena y repostó en una base militar británica antes de tocar tierra en Washington, según la televisión local.
Una caravana de vehículos todo terreno esperaba a pie de pista la llegada del aparato, pintado en colores blanco y marrón.
Hasta el momento se desconoce cuántos de los cuatro ciudadanos entregados por Moscú, que les acusa de espiar para Occidente, se encuentran en el interior del avión.
La llegada del aparato culmina una historia de intriga y espionaje que retrotrae a la Guerra Fría.
En el aeropuerto de Viena el avión coincidió, en una maniobra coordinada cuidadosamente, con otro procedente de Nueva York, en el que viajaban los diez espías rusos que durante años vivieron como ciudadanos comunes y corrientes en Estados Unidos.
La idea del intercambio se presentó en Washington al presidente de EE.UU., Barack Obama, hace casi un mes, informó hoy un alto funcionario que habló a la prensa bajo la condición del anonimato.
Entonces, funcionarios de la Central de Inteligencia Americana (CIA) y de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) informaron al presidente de la existencia de la red de espionaje y le alertaron de que había llegado el momento de comenzar a planear los arrestos, pues al menos dos de los "topos" planeaban abandonar Estados Unidos.
Otros altos funcionarios de la Casa Blanca ya habían recibido noticia de la existencia de los espías en febrero.
Cuando se informó a Obama, en una reunión celebrada el 11 de junio, se abordaron los cargos que se podrían presentar contra los espías, así como el momento más conveniente para las detenciones y el impacto que ello podría tener en las relaciones entre Washington y Moscú, en momentos en los que ambas capitales buscaban consolidar un nuevo comienzo en sus relaciones, indicó la fuente.
Una de las recomendaciones que se formularon en el encuentro fue el buscar un intercambio de espías con Rusia.
El director de la CIA, Leon Panetta, encabezó las conversaciones con Moscú acerca del intercambio de espías, y fue el Gobierno estadounidense el que planteó los nombres de las cuatro personas que quería recibir a cambio.
EE.UU. seleccionó esos nombres por razones humanitarias y del estado de salud de esos detenidos, de acuerdo con la fuente.
Los diez espías fueron detenidos el 28 de junio en Arlington (Virginia, en las afueras de la capital estadounidense), Boston y el área de Nueva York.
Apenas tres días antes, Obama había recibido en la Casa Blanca al presidente ruso, Dmitri Medvédev, al que invitó a comer una hamburguesa en un restaurante, precisamente de Arlington, pero al que no comentó nada de las detenciones que se planeaban.
Como parte de un acuerdo entre EE.UU. y Rusia, los diez espías se declararon culpables de conspirar para trabajar como agentes extranjeros no registrados.
Sus hijos, según indicó el alto funcionario, han abandonado también EE.UU. o se encuentran en proceso de salida.
Se desconoce cuál será, tras su entrega a EE.UU., el destino de los ciudadanos rusos entregados por Moscú.
Uno de ellos, el ex coronel Alexander Zaporozhsky, fue condenado en Rusia en 2003 a 18 años de prisión por espionaje.
Los restantes son Sergei Skripal, ex coronel de los servicios de inteligencia rusos y condenado a trece años de prisión en 2006; Gennadi Vasilenko, ex funcionario de la KGB rusa y condenado a tres años de prisión por posesión de armas y resistencia a las autoridades, y el analista Igor Sutyagin.
EFE
Comparte esta noticia