En tanto el presunto pirómano que habría provocado uno de los incendios enfrenta las investigaciones y podría ser condenado hasta a 40 años de prisión.
La Policía australiana aumentó hoy de 189 a 200 la cifra de muertos en los incendios en el estado sureño de Victoria, tras el hallazgo de once cadáveres, mientras que seis fuegos arden sin control y uno de ellos amenaza la localidad de Healesville, con una población de 6.500 personas.
La portavoz de la policía Marty Beveridge explicó que los investigadores encontraron once cadáveres en la zona del pueblo de Kinglake, y advirtió de que la lista volverá a aumentar porque hay personas dadas por desaparecidas y lugares donde no han entrado aún los agentes.
Los incendios, que comenzaron el 7 de febrero y que llegaron a sumar 400 fuegos, han destruido cerca de 1.900 casas y han arrasado 455.000 hectáreas de terreno, principalmente bosques.
En tanto, la justicia de ese país levantó una orden de secreto sumario sobre la identidad de Brendan Sokaluk, presunto pirómano que enfrenta dos cargos relacionados a uno de los incendios el 7 de febrero que causó la muerte de 11 personas en la región de Gippsland.
Por otro lado, las autoridades australianas emitieron hoy nuevas alertas para los residentes de Healesville, a unos 60 kilómetros al nordeste de Melbourne, la capital del estado.
Los fuertes vientos que soplan acercaron las llamas a pocos kilómetros de las primeras edificaciones de Healsville y amenazan también el parque natural Wilsons Promontory, a unos 220 kilómetros al sureste de Melbourne.
La prioridad para los bomberos, además de evitar que los fuegos fuera de control alcancen las zonas pobladas, es impedir que se contamine con la ceniza el agua de las cuencas de donde se abastece Melbourne.
Las previsiones meteorológicas para los próximos dos días son estables, indicaron hoy los bomberos, y ayudarán a construir más líneas de contención, pero el bosque continúa estando muy seco y es muy fácil que se reaviven los incendios si el viento sopla en cualquier momento.
Unos 4.000 bomberos, además de voluntarios, combaten las llamas con el apoyo de camiones, aviones cisterna y maquinaria pesada.
Los incendios, algunos provocados, comenzaron el sábado 7 de febrero cuando el sur de Australia llevaba dos semanas bajo una ola de calor sin precedentes.
EFE
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