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Berlín abre su "Topografía del Terror" sobre ruinas de calabozos nazis

Foto: EFE
Foto: EFE

El centro de documentación "Topografía del Terror" no es un monumento para rendir homenaje a las víctimas del nazismo, es un lugar al que venir a aprender, aclaran.

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Sobre el solar de 4.5 hectáreas que ocuparon las centrales de la Gestapo y las SS se abrirá mañana el centro de documentación "Topografía del Terror", un sobrio edificio de forma rectangular, construido sobre lo que fueron los calabozos del aparato nazi.

"Esto no es un monumento más ni un lugar para rendir homenaje a las víctimas del nazismo, es un lugar al que venir a aprender", explica Andreas Nachama, director de la Fundación Topografía del Terror, en una visita para medios extranjeros en Berlín previa a la inauguración del centro por el presidente alemán, Horst Köhler.

Para recordar a los seis millones de judíos asesinados por el nazismo está, a unas manzanas, el monumento a las víctimas del Holocausto, el gigantesco patio de bloques de hormigón diseñado por Peter Eisenmann, de cuya inauguración se cumplen ahora cinco años.

Y para documentar el destino de ese colectivo, al que el nazismo pretendió exterminar, está asimismo en el corazón de Berlín el edificio en zigzag del Museo Judío, obra de Daniel Libeskind.

Las líneas frías del centro, obra de la arquitecta berlinesa Ursula Wilms, están estilísticamente muy alejadas del fuerte simbolismo que encierra el laberinto de Eisenmann, junto a la Puerta de Brandeburgo, o del tortuoso discurrir del museo de Libeskind.

"Es funcional, como lo es también el cometido del centro de documentación que, además de exposiciones, albergará una biblioteca y archivos abiertos a la investigación", explica Nachama, sobre el edificio en cuya construcción se invirtieron 19 millones de euros (24.574 millones de dólares).

Se trata de una versión abaratada del concepto diseñado en 1993 por el suizo Peter Zumthor, consistente en dos inmensas torres para las que se calculó un presupuesto de 25 millones de euros (32,3 millones de dólares), que luego se amplificó a 39 millones (50,4 millones de dólares) y que finalmente se vino abajo -también en el sentido literal-: las autoridades berlinesas ordenaron en 2004 su demolición, por inviabilidad del proyecto.

De las dos torres gigantescas se pasó a un rectángulo gris, de una planta sobre el solar -más dos niveles bajo tierra- acristalado, que para Nachama remite a las líneas Bauhaus.

Ese es el discreto formato elegido para evocar el aparato del terror contenido entre la Gestapo, las SS, la cancillería de Hitler y el ministerio de Aviación.

La exposición interior evocará la maquinaria del poder que gestó no sólo el plan de exterminio de los judíos, sino también al resto de colectivos de víctimas del nazismo -gitanos, homosexuales, enemigos del régimen, etc-.

"Los historiadores no solemos notar eso que otros llaman energía negativa de un lugar. Si no, no podríamos hacer nuestro trabajo", explica Nachama, respecto al pasado del solar y los obstáculos del proyecto, hasta el edificio actual, alrededor del cual "se dejará crecer la hierba".

La historia de la Topografía del Terror empezó en 1987, con la inauguración de una exposición al aire libre junto a uno de los pocos fragmentos del Muro de Berlín -"otro testigo de otro horror, de otra dictadura", al decir de Nachama- que queda en pie.

Junto a esa ruina del Muro se organizó más o menos precariamente una muestra aprovechando algunos vestigios de los calabozos nazis, donde se torturó a unas 15.000 personas.

Ahí, en el número 8 de la entonces Prinz Albrecht Strasse, ahora Niederkirchnerstrasse, estuvieron entre 1934 y 1945 la sede de la Gestapo, en vecindad con el antiguo palacio prusiano donde Hitler instaló su centro de poder y otras dependencias del Tercer Reich.

Del complejo que concentró el aparato del terror nazi, apenas quedó nada tras la II Guerra Mundial, más allá del ministerio de Aviación -convertido ahora en ministerio de Hacienda-, y el adyacente Martin Gropius Bau, actualmente uno de los museos de mejor programación de la capital.

La exposición al aire libre, precaria o no, ha recibido desde 1987 medio millón de visitantes anuales, atraídos por el magnetismo histórico del lugar, junto a la ruina del Muro.

Ahora se trasladó parte del material al interior del nuevo centro, a la espera de que se adecente esa parte exterior del solar.

Nachama admite sus dudas acerca de si su edificio rectangular tendrá el mismo poder de captación que la ruina de los calabozos. Está previsto reabrir la exposición junto a los vestigios del Muro en los próximos meses, con una conformación aún a estudiar, en función de la acogida que reciba el centro de documentación. EFE

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