´La clave está en actuar ahora, juntos y de forma diferente, más allá de que los países logren un acuerdo global de reducción de emisiones de gases´, dice el Banco Mundial.
Los países pobres o en desarrollo soportarán un 80 por ciento de los costes generados por el cambio climático, a pesar de ser los causantes de apenas un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero, según el Banco Mundial (BM).
El informe sobre el desarrollo mundial para 2010, presentado hoy en Lima por el organismo internacional, revela que la vulnerabilidad es mayor en estos países debido a la gran dependencia que tienen muchos de sus servicios en relación con el clima.
Según el estudio, un calentamiento de dos grados centígrados significaría una reducción permanente del 5% de los ingresos anuales per cápita en África y en Asia meridional, debido a los impactos en un sector básico como la agricultura, mientras que el Producto Interior Bruto mundial caería sólo un 1%.
Durante un encuentro sobre la gestión de áreas naturales protegidas en Perú, la autora del informe y economista jefe de la red de desarrollo sostenible del BM, Marianne Fay, insistió en la necesidad de conciliar el desarrollo económico con las políticas de lucha contra el cambio climático.
La clave está, a su juicio, en actuar "ahora, juntos y de forma diferente", más allá de que los países logren un acuerdo global de reducción de emisiones de gases.
Los riesgos son claros en las distintas regiones en desarrollo: África subsahariana está muy expuesta a sequías e inundaciones; numerosas personas viven en la costa y en islas de litoral bajo en Asia oriental y el Pacífico.
El estado de las infraestructura es "lamentable" en Europa oriental y Asia central, el nivel de pobreza y la densidad demográfica son altas en Asia sudoriental, mientras que Oriente Medio y el norte de África son las regiones más secas.
En el caso de América Latina y el Caribe, los ecosistemas más importantes están amenazadas, entre ellos la Amazonía y los Andes, cordillera en la que se prevé una futura desaparición de los glaciares tropicales.
En este contexto, Latinoamérica emite solamente el 5% de las emisiones globales de dióxido de carbono, pero lo que preocupa a los expertos del Banco Mundial es que la región causa el 31% de las emisiones de carbono asociadas al uso de la tierra.
Para Walter Vergara, miembro del Departamento Ambiental del BM, la estrategia en países como Perú, considerados emisores "intermedios", debe centrarse en adaptarse a los efectos negativos del cambio climático y conservar el patrimonio natural, en vez de quemar millones de hectáreas.
Por su parte, Fay aseguró que los esfuerzos para mitigar los daños y adaptarse a las nuevas condiciones del clima son más que insuficientes, ya que suponen menos del 5% de lo que se necesita por año hacia 2030.
Por ejemplo, los 15.000 millones de dólares de fondos públicos que se invierten al año en la investigación y desarrollo de sistemas energéticos suponen la misma cantidad que los hogares estadounidenses destinan para la comida de sus mascotas y que los franceses consumen en quesos.
Actualmente, se dedican 10.000 millones de dólares anuales para el cambio climático en los países en desarrollo, frente a los 475.000 millones que se estiman necesarios para 2030.
Ante esta situación, otro de los asistentes al acto, el ministro del Ambiente peruano, Antonio Brack, abogó por cambiar el paradigma de desarrollo, a pesar de que después de la cumbre del clima de Copenhague hubo que "tomar una aspirina para superar la depresión", tras el fracaso en alcanzar un acuerdo que sustituyera el Protocolo de Kioto en 2013. EFE
El informe sobre el desarrollo mundial para 2010, presentado hoy en Lima por el organismo internacional, revela que la vulnerabilidad es mayor en estos países debido a la gran dependencia que tienen muchos de sus servicios en relación con el clima.
Según el estudio, un calentamiento de dos grados centígrados significaría una reducción permanente del 5% de los ingresos anuales per cápita en África y en Asia meridional, debido a los impactos en un sector básico como la agricultura, mientras que el Producto Interior Bruto mundial caería sólo un 1%.
Durante un encuentro sobre la gestión de áreas naturales protegidas en Perú, la autora del informe y economista jefe de la red de desarrollo sostenible del BM, Marianne Fay, insistió en la necesidad de conciliar el desarrollo económico con las políticas de lucha contra el cambio climático.
La clave está, a su juicio, en actuar "ahora, juntos y de forma diferente", más allá de que los países logren un acuerdo global de reducción de emisiones de gases.
Los riesgos son claros en las distintas regiones en desarrollo: África subsahariana está muy expuesta a sequías e inundaciones; numerosas personas viven en la costa y en islas de litoral bajo en Asia oriental y el Pacífico.
El estado de las infraestructura es "lamentable" en Europa oriental y Asia central, el nivel de pobreza y la densidad demográfica son altas en Asia sudoriental, mientras que Oriente Medio y el norte de África son las regiones más secas.
En el caso de América Latina y el Caribe, los ecosistemas más importantes están amenazadas, entre ellos la Amazonía y los Andes, cordillera en la que se prevé una futura desaparición de los glaciares tropicales.
En este contexto, Latinoamérica emite solamente el 5% de las emisiones globales de dióxido de carbono, pero lo que preocupa a los expertos del Banco Mundial es que la región causa el 31% de las emisiones de carbono asociadas al uso de la tierra.
Para Walter Vergara, miembro del Departamento Ambiental del BM, la estrategia en países como Perú, considerados emisores "intermedios", debe centrarse en adaptarse a los efectos negativos del cambio climático y conservar el patrimonio natural, en vez de quemar millones de hectáreas.
Por su parte, Fay aseguró que los esfuerzos para mitigar los daños y adaptarse a las nuevas condiciones del clima son más que insuficientes, ya que suponen menos del 5% de lo que se necesita por año hacia 2030.
Por ejemplo, los 15.000 millones de dólares de fondos públicos que se invierten al año en la investigación y desarrollo de sistemas energéticos suponen la misma cantidad que los hogares estadounidenses destinan para la comida de sus mascotas y que los franceses consumen en quesos.
Actualmente, se dedican 10.000 millones de dólares anuales para el cambio climático en los países en desarrollo, frente a los 475.000 millones que se estiman necesarios para 2030.
Ante esta situación, otro de los asistentes al acto, el ministro del Ambiente peruano, Antonio Brack, abogó por cambiar el paradigma de desarrollo, a pesar de que después de la cumbre del clima de Copenhague hubo que "tomar una aspirina para superar la depresión", tras el fracaso en alcanzar un acuerdo que sustituyera el Protocolo de Kioto en 2013. EFE
Comparte esta noticia