La capital de Hungría está recibiendo a los refugiados ucranianos, quienes se están concentrando en las estaciones de tren.
Budapest, la capital de Hungría, que tiene una frontera común con Ucrania, se ha convertido en una estación de tránsito para muchos refugiados ucranianos y ciudadanos de terceros países que huyen de la invasión rusa en el país vecino.
Las estaciones Keleti (del Este) y Nyugati (del Oeste), conocivdas por la crisis migratoria de 2015, cuando decenas de miles refugiados de Oriente Medio se instalaron en sus alrededores, ahora funcionan como centros improvisados de logística y de tránsito para las personas que huyen de la guerra en Ucrania.
Varias organizaciones civiles y humanitarias han montado centros de apoyo para los refugiados de la guerra.
El número de personas que se juntan en estas estaciones de tren no superan en estos momentos los varios centenares, ya que muchas personas logran seguir rápido hacia sus destinos en otros países, como Alemania, Polonia o República Checa, donde hay grandes comunidades de ucranianos.
Estación de tránsito
En Nyugati, donde los voluntarios han improvisado un centro de logística, los que se bajan de los trenes -que llegan cada hora desde las fronteras con Ucrania- reciben comida y bebidas, mientras que les informan de las posibilidades que tienen para seguir su viaje.
Algunos deciden quedarse una o dos noches en Budapest, en pisos ofrecidos por vecinos de la ciudad, otros parten rápidamente hacia otros países.
El secretario de Estado de Exteriores, Tamás Menczer, explicó esta mañana que hasta el momento han cruzado la frontera entre Ucrania y Hungría unas 87.000 personas, aunque solo un centenar ha pedido asilo.
Ayuda en Budapest
"Cuando estalló la guerra en Ucrania nos instalamos en las fronteras, pero hace dos días empezaron a llegar refugiados a Budapest y hemos creado un centro de ayuda improvisado", explica László Bognár, jefe de una unidad de coordinación del Servicio de Caridad Húngaro de la Orden de Malta.
Los voluntarios ofrecen comida, bebida, productos sanitarios a los recién llegados y también ositos de peluche a los más pequeños.
En caso de necesidad, hay voluntarios que acompañan a los refugiados a otras estaciones de tren, embajadas o al aeropuerto internacional de Budapest, explica.
"En los últimos dos días han llegado muchos ciudadanos de terceros países, de África o de la India", cuenta Bognár destacando el gran número de universitarios extranjeros que vivían en Ucrania.
En su gran mayoría no quieren quedarse en el país y siguen hacia Europa Occidental, para volver desde allí a sus países de origen.
En espera de conexiones
Dos abuelas ucranianas, acompañadas por seis nietos, esperaban este martes en una sala de la estación Keleti, desde donde quieren llegar a Praga, donde viven unos parientes.
"Dejamos en Ucrania a sus padres, tienen que cuidar la casa", dicen.
El estudiante nigeriano Osena también piensa abandonar Hungría hoy mismo hacia Alemania, pasando por Polonia.
"He vivido cinco años en Ucrania, donde he comenzado hace poco mis estudios de máster en Economía y Administración de Empresas en Kiev", cuenta Osena, que también ha vivido en Hungría, donde comenzó sus estudios universitarios.
"Estoy tratando de abandonar el país hacia Alemania esta misma noche, para llegar a Polonia", agrega el estudiante africano en la estación Nyugati, donde esperan la partida junto con varios amigos.
Asaf, un joven turco, que se separó de sus compañeros ya al salir de Kiev, cuenta con ojos rojos de cansancio que por ahora ni siquiera sabe qué es lo que hará, ya que espera primero a que lleguen sus amigos a Budapest.
"Viajé más de 12 horas, y a pesar de que el tren estaba lleno, igual pude sentarme, pero no pude dormir nada", agrega Asaf que estudia en Kiev y que una vez que se encuentre con amigos decidirán hacia donde seguir.
Los voluntarios notan que los refugiados que llegan hasta Budapest "están cada vez más cansados y estresados" y temen que en los próximos días empeore la situación. (EFE)
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