El presidente estadounidense, Joe Biden, el japonés, Fumio Kishida, y el filipino, Ferdinand Marcos Jr., celebraron una cumbre para proyectar unidad ante las disputas soberanistas de Pekín con Tokio en el mar de China Oriental y con Manila en el mar de China Meridional, conflictos motivados por recursos pesqueros, de gas y petróleo.
Mientras Estados Unidos, Filipinas y Japón formalizaban estos días en Washington una alianza a tres bandas para frenar a China en el Indopacífico, Pekín ha mantenido igualmente una intensa semana diplomática reuniéndose con representantes de socios como Rusia y Corea del Norte.
El presidente estadounidense, Joe Biden, el japonés, Fumio Kishida, y el filipino, Ferdinand Marcos Jr., celebraron una cumbre para proyectar unidad ante las disputas soberanistas de Pekín con Tokio en el mar de China Oriental y con Manila en el mar de China Meridional, conflictos motivados por recursos pesqueros, de gas y petróleo.
La Casa Blanca difundió un comunicado conjunto donde condenaron con lenguaje contundente la conducta "agresiva" y "peligrosa" de China.
La declaración ha sentado como un jarro de agua fría en Pekín, que exhortó con dureza a EE.UU. a que deje de "formar bandas" si realmente desea la paz y acusó a los tres países de "desviarse de los hechos" y de "acusar maliciosamente a China".
Pero, al margen de estas airadas protestas, Pekín marcó durante esta semana su propia agenda diplomática.
En plena sintonía con Lavrov
El lunes el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, llegaba a China para cerrar filas, rechazar "sanciones unilaterales" y exhibir afinidad de criterios sobre Ucrania, Gaza y Asia-Pacífico.
Lavrov se entrevistó con el presidente del país, Xi Jinping, quien le dejó claro que los lazos entre China y Rusia deben avanzar "sin contratiempos".
El diplomático ruso admitió durante su estancia que la prioridad de su política exterior es "consolidar los lazos con China" y advirtió de que Pekín y Moscú combatirán "comportamientos hegemónicos e intimidatorios", en referencia a Estados Unidos.
Aunque el canciller chino, Wang Yi, matizó en su reunión con Lavrov que las relaciones con Moscú se basan "en la no alineación", hubo entendimiento en la mayoría de los temas globales candentes.
Lavrov agradeció "la "posición imparcial de China" sobre la guerra en Ucrania y "su voluntad de desempeñar un rol constructivo" para solucionar la "crisis" y recalcó que ambos países quieren "estabilidad" en Asia-Pacífico frente a "los esfuerzos estadounidenses por crear uniones políticas contra Rusia y China".
El diplomático ruso también respaldó a China en la cuestión de Taiwán, isla cuya soberanía Pekín reclama.
Un enviado en Corea del Norte
También esta semana, Pekín sorprendió con una jugada inesperada al anunciar la visita de mayor peso a Corea del Norte en cinco años por parte del presidente del Legislativo, Zhao Leji, en lo que se ha interpretado como un intento de recuperar plenamente los lazos después del aislamiento de Pionyang durante la pandemia.
Bajo el paraguas del 'Año de amistad' que conmemora los 75 años de relaciones diplomáticas, Zhao se reunió con su homólogo norcoreano, Choe Ryong-hae, para intercambiar visiones sobre "temas regionales e internacionales de interés mutuo", según la agencia norcoreana KCNA.
Zhao le recordó a Choe que Xi concede "gran importancia a la amistad y la cooperación bilateral", la cual se debe "mantener, consolidar y desarrollar", acotó la Cancillería china.
Según el diario chino Global Times, esta visita aborda "los profundos desafíos que plantean los cambios de la situación internacional" cuando "la península de Corea se encuentra en un momento delicado una vez que la alianza entre EE.UU. y Corea del Sur se está intensificando".
Aunque en un perfil más bajo, Xi recibió también esta semana al presidente del Legislativo de Vietnam, Vuong Dinh Hue, resaltando la "importancia estratégica" que tiene para China esta relación después de que Pekín pidiera a Hanoi permanecer "alerta" contra las "confrontación de bloques".
Scholz y, después, Blinken
También visitará China el canciller alemán, Olaf Scholz, que se reunirá el próximo martes con Xi en su segunda visita al gigante asiático desde que llegó al cargo a finales de 2021.
Wang Yi ha insistido en que "China es una oportunidad y no un riesgo para Europa", aunque las relaciones con Bruselas se han deteriorado por desavenencias sobre la invasión rusa a Ucrania, que Pekín ha evitado condenar, o la investigación sobre los subsidios a los coches eléctricos.
Esta visita precederá a la que realizará Xi a Francia a principios de mayo, adelantada por varios medios pero que China aún no ha confirmado.
Y entre todo este baile diplomático, también se espera próximamente en Pekín al secretario de Estado estadounidense Antony Blinken para abordar unas relaciones que parecían haber mejorado, pero siguen marcadas por constantes roces.
(EFE)
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