La mayoría de familias de la ciudad deja sus casas por temor a otra avalancha y a nuevas enfermedades, sin importar lo material.
El alud que dejó más de 300 muertos en la localidad colombiana de Mocoa ha ocasionado un éxodo masivo de sus habitantes, quienes en las últimas horas están dejando sus casas por temor a enfermedades.
Emergencia. "Me voy por evitar alguna enfermedad para el niño, hay mucho polvo y la calidad de la poca agua que hay es mala y le ha afectado el estómago", dijo a la AFP, Claudia Navarro, una damnificada que abandonó junto a su hijo y su familia de 16 personas, la ciudad.
Los terminales terrestres -o lo que quedan de ellos- están abarrotados por cientos de personas que buscan salir en buses pequeños y camionetas abarrotadas. La mayoría busca regufio en casas de familiares o simplemente se aventuran a encontrar algún lugar para volver a empezar.
Los factores. Las piedras, el excesivo polvo, la falta de servicios básicos y la estimación del gobierno de que la reconstrucción tomará cuanto menos un año alimentan el éxodo. Aún en Mocoa hay una sensación de que el peligro es latente. "Esperaremos unos días a que pase todo para volver a nuestra casita", dice la damnificada.
La recuperación es lenta. Apenas hace dos días en un 20% de la ciudad fue reestablecida la energía eléctrica. El lodo aún lo copa casi todo, mientras que la ayuda llega de a pocos. Irse, por ahora, es la única salida para las familias que prefieren resguardar su integridad antes que a los bienes materiales que dejan.
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