La fuerte caída de la bolsa en Estados Unidos parece corresponder al nivel de hostilidad que se ha alcanzado entre el presidente Donald Trump y el jefe de la Reserva Federal de EE.UU.
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El feriado de navidad y los valores asociados a la celebración cristiana nos permiten percibir por contraste el grado de crispación al que había llegado nuestra vida política. Esperemos que el Congreso supere la exacerbación en torno a la creación de nuevas bancadas y que el espíritu de reformas constructivas prevalezca sobre el ánimo de confrontación, que a veces parece reinar incluso al interior de las fuerzas políticas. Algunos ejemplos en el mundo pueden resultar aleccionadores.
La hostilidad de Trump
Por ejemplo, la fuerte caída de la bolsa en Estados Unidos no parece corresponder a los indicadores de fondo de la economía, pero sí al nivel de hostilidad que se ha alcanzado entre el presidente Donald Trump y la política de la Reserva Federal y su Jefe, Jerome Powell. Trump ha llegado a decir que el responsable de la Reserva Federal no conoce nada del mercado y por eso se ha precipitado a subir la tasa de interés, creando desconfianza en los medios financieros. Trump llegó incluso a utilizar una metáfora deportiva para denigrar a Powell, puesto que dijo que era como un “golfista poderoso pero incapaz de hacer entrar las bolas en los hoyos porque no tiene contacto con el terreno”.
Lo real es que el ministro de Finanzas (secretario del Tesoro), Steven Mnuchin se reunió con representantes de los principales bancos de inversión para convencerlos de estimular el crédito que mantenga la tasa de inversión y de crecimiento económico. Si embargo, según algunos analistas, ese tipo de reunión, suele generar más inquietud que confianza.
Lo seguro es que la fuerte caída de la bolsa de Nueva York ya ha tenido repercusiones en bolsas europeas y asiáticas. Por supuesto que difícilmente puede promover confianza el empecinamiento en que el Congreso financie el famoso muro a lo largo de la frontera mexicana y esto a pocos días de que asuman funciones los nuevos parlamentarios, en particular los de la Cámara Baja, donde la oposición demócrata es ahora mayoritaria. Es cierto también que la caída del precio del petróleo es un factor que afecta el conjunto de los indicadores económicos.
Otro ejemplo de hostilidad nociva es la que Trump ha mantenido con su ministro de Defensa, el general James Mattis, cuyo alejamiento del Pentágono se ha acelerado con el nombramiento de un funcionario de poca envergadura. La causa de la renuncia fue el retiro militar de Siria, sin concertación con los especialistas de la Fuerza Armada. Esa decisión es tanto más chocante que Trump criticó a Obama por haberse retirado antes de tiempo de Irak, creando el vacío que aprovechó el terrorismo islamista. En el caso de Siria, es Turquía la que parece decidida a aprovechar el vacío para reforzar su presencia militar en el país vecino y atacar a los militante kurdos que fueron parte de la coalición internacional antiterrorista.
El discurso de la Reina Isabel II
En estas circunstancias, vale la pena aprender del tono apaciguador y un tanto irónico mostrado por la Reina Isabel en su discurso por Navidad. La reina, de 92 años de edad, afirmó: “En algunas culturas se cree que una larga vida trae sabiduría. Ojalá que sea así”. Isabel II sostuvo que una parte de la sabiduría consiste en reconocer “la paradoja de los seres humanos que tienen una propensión a actuar con generosidad, pero a la vez son capaces de hacer mal a los demás”. La reina dijo haber aprendido en medio de las turbulencias de la vida privada y más de 60 años de reinado que existen tres baluartes de confianza y alivio: la fe, la familia y la amistad.
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