Estados Unidos, Reino Unido y Francia calificaron como 'desafío' la instalación en Teherán de dicha planta, por lo que puede ser sancionada sino muestra "un cambio profundo".
Irán se encuentra sometido a una fuerte presión internacional para que acepte inspecciones en su segunda planta de enriquecimiento de uranio, después de que EE.UU., Francia y Reino Unido denunciaron esa instalación como un "desafío".
En una comparecencia durante la cumbre del G20 en Pittsburgh clausurada hoy, los líderes de esos tres países exigieron, con un duro lenguaje, que Irán coopere con las inspecciones del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) "por completo y de manera sustancial".
"Esta planta profundiza la creciente preocupación de que Irán rehúsa respetar sus responsabilidades internacionales", sostuvo el presidente estadounidense, Barack Obama, mientras su colega francés, Nicolas Sarkozy, advertía de la imposición de sanciones si la República Islámica no da un "cambio profundo" para diciembre.
"No podemos dejar que ese país gane tiempo", sostuvo Sarkozy, que aseguró que "hay que poner todas las opciones sobre la mesa", después de que Teherán admitió la existencia de una segunda planta nuclear.
En un sentido similar se pronunció el primer ministro británico, Gordon Brown, quien apuntó que "la comunidad internacional no tiene más remedio que decir que hasta aquí hemos llegado".
El pronunciamiento de los tres dirigentes sobre la planta de enriquecimiento de uranio, hasta ahora secreta, cerca de la localidad de Qom, a 160 kilómetros de Teherán, se produjo pocas horas después de que se revelara que Irán había enviado el lunes una carta al OIEA en la que admitía la existencia de la instalación.
La nueva planta, que se suma a la ya conocida en Natanz, se encuentra "fuertemente vigilada y muy camuflada" en el interior de una montaña de la localidad de Qom, a 160 kilómetros de Teherán.
Además, cuenta con cerca de 3.000 centrifugadoras, una cantidad insuficiente para enriquecer uranio con fines civiles -serían necesarias decenas de miles de estas máquinas-, pero sí bastante para fabricar una o dos bombas atómicas al año, según estas fuentes.
En tanto, el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, aseguró en que su país cumple las reglas del OIEA e invitó a esa agencia a inspeccionar sus plantas nucleares.
"No tenemos ningún problema con que haya inspecciones de las instalaciones. No tenemos miedo", dijo Ahmadineyad, quien, por otro lado, advirtió a Obama de que "se acordaría de sus palabras".
EFE
Comparte esta noticia