La periodista peruana Patricia Castro, que vive desde hace 16 años en Beijing, explicó el vínculo entre la pandemia del coronavirus y el comercio de animales salvajes en los mercados insalubres de la ciudad de Wuhan.
En enero pasado, las autoridades chinas informaron oficialmente de la pandemia del coronavirus. El primer caso se reportó en la ciudad de Wuhan, capital de la provincia Hubei. Hoy la enfermedad de la COVID-19 deja hasta el momento más de 45,000 muertos y supera los 900,000 contagios en todo el mundo.
Los científicos occidentales trabajan para desentrañar el origen del virus. De hecho, un equipo del Scripps Research Translational Institute en La Jolla (Estados Unidos) reveló recientemente que "el SARS-CoV-2 no es una construcción de laboratorio o un virus manipulado a propósito". Los investigados creen que un animal infectado pudo haber transmitido el virus a los humanos (transferencia zoonótica).
Sea como sea, hasta ahora se desconoce se desconoce a ciencia cierta cómo se infectó el paciente cero. Sin embargo, muchos de los casos tuvieron exposición directa en el Mercado de Mariscos de Wuhan, que responde a la creciente demanda de animales silvestres (pangolín, cocodrilos, puercoespines, conejos, crías de lobo, patos, marmotas, salamandras gigantes, lobeznos, serpientes, etc.) para el uso de la medicina tradicional, para comidas exóticas o para la floreciente industria cosmética.
La periodista peruana Patricia Castro Obando, que vive hace 16 años en Beijing, señaló que el consumo de animales exóticos en China "no es una práctica cultural o gastronómica de todo el país". Según explicó en un post que publicó en su cuenta de Facebook, "algunos grupos minoritarios del sur (Guangxi, Yunnan) consumen determinados especímenes" y que los "potenciales consumidores de especies variadas mayoritariamente" son de la provincia de Cantón.
Castro Obando, que estudió un doctorado en Antropología, indicó que, actualmente, los grandes demandantes de fauna silvestre –que ha crecido paralelamente a la bonanza del país– son, además de "los nuevos ricos y la élite", la medicina tradicional china y las empresas que venden productos cosméticos o afrodisíacos. "Por lo tanto, el problema de fondo no es cultural ni gastronómico sino principalmente comercial y estrechamente relacionado con el crecimiento de China", enfatizó.
En su publicación, la periodista explicó por qué la crisis del nuevo coronavirus se originó en Wuhan –que tiene una población de más de once millones de habitantes–: sus mercados, en los que se ofrecen gran cantidad de animales vivos y enfermos, son focos de infección producto de las pésimas condiciones sanitarias. "Cero higiene o salubridad en una cadena de industrialización", puntualizó.
Para la autora de Apasionados por el Perú: 18 relatos de personajes chinos con un mismo corazón peruano (2013), el consumo de estos animales salvajes representa para el grupo de nuevos ricos de la pujante Wuhan y de otras regiones un "símbolo de estatus, riqueza, posición social, para demostrar que tienen el poder de acceder a "los manjares de las montañas y los sabores de los mares" (la carne fresca es considerado un lujo).
Patricia Castro también afirmó que la venta de animales estriba en la creencia de las supuestas virtudes que le atribuye la medicina tradicional de la segunda economía global, desde "curar enfermedades" hasta "fortalecer la salud", algo que –advirtió– carece de una base científica (la poderosa industria cosmética se beneficia también del comercio ilegal de estas especies silvestres. Sus productos son altamente demandados por la clase media y alta).
Si bien China desde finales de la década ochenta ha aprobado leyes para frenar el comercio ilegal de animales salvajes y conservar la fauna silvestre, como, por ejemplo, prohibiendo la caza de 400 especies de animales salvajes, lo cierto es que estas medidas son aún insuficientes. La periodista peruana hace hincapié en el hecho de que "la medicina tradicional china continuará generando una demanda de animales silvestres", si es que no se adoptan respuestas más contundentes, ya que el tráfico ilegal no solo compromete a China.
"Es necesario la suscripción de tratados internacionales para la protección de la vida silvestre y la salud de los seres humanos", concluyó Patricia Castro Obando en su post.
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