También se explayó sobre sus diferencias con el Gobierno de Álvaro Uribe, por las que las relaciones colombo-ecuatorianas están rotas desde marzo de 2008.
El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, reiteró su rechazo al posible uso de bases militares de Colombia por parte de efectivos estadounidenses, denunció una 'doble moral' en torno a ese tema y confió en que no sirva para combatir 'a los gobiernos insurgentes de América'.
Correa dedicó parte de su discurso de investidura como presidente de Ecuador para un segundo mandato al acuerdo que negocian Colombia y Estados Unidos para un uso compartido de hasta siete bases militares en el primer país, un asunto que dominó la Cumbre de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) celebrada en Quito.
También se explayó sobre sus diferencias con el Gobierno de Álvaro Uribe, por las que las relaciones colombo-ecuatorianas están rotas desde marzo de 2008.
'Se nos dice ahora que (el uso de las bases) es un problema estrictamente colombiano, cuánta doble moral', afirmó Correa, para preguntarse a continuación "por qué no se dice lo mismo de los programas nucleares de países" denominados 'hostiles a ciertos centros de poder'.
'Sencillamente porque allí los amenazados son ellos mientras que aquí los amenazados somos tan solo latinoamericanos', se respondió el mandatario, que fue interrumpido por los aplausos de los asistentes a la ceremonia oficial de investidura.
En su exposición, Correa deseó que con ese acuerdo no se fortalezca 'la política guerrerista' y que no se dirija contra 'los Gobiernos insurgentes' de América en lugar de contra el narcotráfico, que es el objetivo declarado por EE.UU. y Colombia.
Resaltó que la posible utilización de bases militares colombianas por 'fuerzas extranjeras' afectaría a todo el continente.
'Levantamos claramente nuestra voz de protesta por esta situación, pero no se preocupen, pese a todos los afanes, los hombres libres de nuestra América venceremos a los agenciosos recaderos del imperialismo', señaló.
Mencionó la 'nueva arremetida mediática internacional' y la 'hipocresía' con la que desde diversos medios internacionales se apunta a una supuesta relación de su Gobierno con la guerrilla colombiana de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Y se preguntó si es que el mundo ya ha olvidado 'los bombardeos colombianos con glifosato en la frontera norte, pisoteando cualquier sentido de buena vecindad' o el bombardeo del 1 de marzo de 2008 'atentando contra todo derecho internacional', que produjo la ruptura de relaciones entre ambos países.
También destacó la, a su juicio, escasa presencia del Ejército colombiano en la zona de frontera con Ecuador o la acogida que su Gobierno realiza de los refugiados y desplazados del país vecino.
'No esperamos palmas por ello, pero tampoco tanta ingratitud y cinismo', señaló.
'Nosotros no nos hemos olvidado de que el mundo entero entienda que los problemas de guerrilla, de paramilitarismo, de narcotráfico, de cultivos de coca, de incapacidad de controlar el territorio nacional, de narcopolítica, de parapolítica no están en Ecuador, están en Colombia', afirmó enfáticamente.
Además, aseguró que si su Gobierno aceptara bases militares en su país o se involucrara en el Plan Colombia contra el narcotráfico pasaría de ser 'amigo de las FARC' a ser 'el estadista y demócrata modelo e insigne de América Latina'.
'Ese es todo el problema: no dejarnos domesticar. Pero aquello nunca va a pasar, no se preocupen, prefiero el riesgo de ser libre a la nefasta solvencia de los serviles', añadió, ante cientos de invitados en la sede de la Asamblea Nacional en Quito.
-EFE
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