Bill Reilly, designado para investigar el incidente, dijo que el Gobierno estadounidense debió "improvisar" su respuesta al derrame de crudo, debido al desequilibrio entre el desastre y la tecnología para hacerle frente.
Estados Unidos debió "improvisar" su respuesta al derrame de crudo en el Golfo de México, generado por la explosión en abril de una plataforma operada por BP, debido al desequilibrio entre el desastre y la tecnología para hacerle frente, dijo hoy el responsable de una comisión que investiga el accidente.
En el primer día de audiencias del panel de expertos de la Academia Nacional de Ingeniería, designado por el presidente de EE.UU., Barack Obama, para evaluar la respuesta al vertido, el copresidente de la comisión, Bill Reilly, describió la relación entre el Gobierno y BP como una "asociación incómoda".
"¿Cómo llegamos a una situación en la que la necesidad de improvisar era tan grande?", preguntó Reilly a los miembros del panel y agregó que realmente resulta "muy difícil demostrar" que estaban "bien preparados".
Sin embargo, para el encargado de la respuesta del Gobierno estadounidense al vertido, Thad Allen, la causa de esa falta de preparación no estaba tanto en el desfase tecnológico como en la percepción pública de que BP era el único responsable del desastre, lo que "creó mucha preocupación" y acabó afectando la respuesta.
Según el funcionario, en el esquema de la respuesta faltaba un tercer agente que representara a la industria petrolera en general y corrigiera la sensación de que el único responsable era BP.
La impresión cada vez más negativa que los estadounidenses tenían de BP llevó a la "anulación social y política del plan de respuesta a la catástrofe", puesto que toda colaboración con el gigante petrolero merecía la desconfianza del público.
"La tolerancia de la gente hacia la parte responsable es inversamente proporcional al tamaño del vertido", dijo Allen.
Para mejorar la credibilidad de las decisiones en futuras catástrofes, Allen subrayó la necesidad de nombrar a un funcionario de la industria del crudo que pueda organizar los recursos sin estar implicado en las responsabilidades financieras del desastre.
Allen, que aseguró que BP nunca manipuló las decisiones para tratar de ahorrar costes, señaló que otro de los grandes obstáculos fue la falta de una estrategia claramente marcada para los accidentes en plataformas.
"No podemos estar investigando y desarrollando técnicas en medio de la respuesta al derrame, como intentamos hacer esta vez. Esas cosas tienen que estar probadas y listas para cuando las necesitemos", afirmó.
El senador Bob Graham, que copreside el panel junto a Reilly, apuntó, por su parte, que muchos estadounidenses se siguen haciendo "las mismas preguntas" sobre la rapidez de la respuesta del Gobierno que hace cinco años, cuando el huracán Katrina provocó la última gran catástrofe medioambiental en el país.
"Se han hecho muchas cosas bien en la respuesta a este vertido, pero hay otras que no tanto", dijo Graham.
La comisión presidencial, que el domingo escuchó la postura del responsable de BP para la investigación, Mark Bly, evaluará esta tarde la efectividad y las consecuencias del uso de dispersantes químicos para disolver el petróleo.
El vertido de crudo comenzó después de que el 20 de abril la plataforma "Deepwater Horizon", gestionada por BP, estallara por causas que aún se desconocen, en un accidente que causó la muerte de once personas.
El pozo petrolero averiado fue declarado extinguido el pasado 19 de septiembre por las autoridades estadounidenses, tras derramar casi cinco millones de barriles de crudo al Golfo de México durante cinco meses en la peor catástrofe ecológica ocurrida en Estados Unidos.
-EFE-
En el primer día de audiencias del panel de expertos de la Academia Nacional de Ingeniería, designado por el presidente de EE.UU., Barack Obama, para evaluar la respuesta al vertido, el copresidente de la comisión, Bill Reilly, describió la relación entre el Gobierno y BP como una "asociación incómoda".
"¿Cómo llegamos a una situación en la que la necesidad de improvisar era tan grande?", preguntó Reilly a los miembros del panel y agregó que realmente resulta "muy difícil demostrar" que estaban "bien preparados".
Sin embargo, para el encargado de la respuesta del Gobierno estadounidense al vertido, Thad Allen, la causa de esa falta de preparación no estaba tanto en el desfase tecnológico como en la percepción pública de que BP era el único responsable del desastre, lo que "creó mucha preocupación" y acabó afectando la respuesta.
Según el funcionario, en el esquema de la respuesta faltaba un tercer agente que representara a la industria petrolera en general y corrigiera la sensación de que el único responsable era BP.
La impresión cada vez más negativa que los estadounidenses tenían de BP llevó a la "anulación social y política del plan de respuesta a la catástrofe", puesto que toda colaboración con el gigante petrolero merecía la desconfianza del público.
"La tolerancia de la gente hacia la parte responsable es inversamente proporcional al tamaño del vertido", dijo Allen.
Para mejorar la credibilidad de las decisiones en futuras catástrofes, Allen subrayó la necesidad de nombrar a un funcionario de la industria del crudo que pueda organizar los recursos sin estar implicado en las responsabilidades financieras del desastre.
Allen, que aseguró que BP nunca manipuló las decisiones para tratar de ahorrar costes, señaló que otro de los grandes obstáculos fue la falta de una estrategia claramente marcada para los accidentes en plataformas.
"No podemos estar investigando y desarrollando técnicas en medio de la respuesta al derrame, como intentamos hacer esta vez. Esas cosas tienen que estar probadas y listas para cuando las necesitemos", afirmó.
El senador Bob Graham, que copreside el panel junto a Reilly, apuntó, por su parte, que muchos estadounidenses se siguen haciendo "las mismas preguntas" sobre la rapidez de la respuesta del Gobierno que hace cinco años, cuando el huracán Katrina provocó la última gran catástrofe medioambiental en el país.
"Se han hecho muchas cosas bien en la respuesta a este vertido, pero hay otras que no tanto", dijo Graham.
La comisión presidencial, que el domingo escuchó la postura del responsable de BP para la investigación, Mark Bly, evaluará esta tarde la efectividad y las consecuencias del uso de dispersantes químicos para disolver el petróleo.
El vertido de crudo comenzó después de que el 20 de abril la plataforma "Deepwater Horizon", gestionada por BP, estallara por causas que aún se desconocen, en un accidente que causó la muerte de once personas.
El pozo petrolero averiado fue declarado extinguido el pasado 19 de septiembre por las autoridades estadounidenses, tras derramar casi cinco millones de barriles de crudo al Golfo de México durante cinco meses en la peor catástrofe ecológica ocurrida en Estados Unidos.
-EFE-
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