Umar Faruk Abdulmutallab, el nigeriano que intentó estallar el avión reveló que fue entrenado por la red Al Qaeda de Yemen para cometer el ataque.
Un joven nigeriano que intentó hacer estallar un avión que cubría la ruta Amsterdam-Detroit confesó que fue entrenado por la red Al-Qaeda de Yemen, dijeron funcionarios de seguridad a los medios el sábado.
Esta acusación llama la atención sobre el creciente protagonismo de Yemen en actos de terrorismo, en momentos en que el gobierno de este país emprende una ofensiva contra los sospechosos de pertenecer a la red extremista Al-Qaeda.
Los últimos datos sobre Umar Faruk Abdulmutallab sugieren que su intento de atacar el vuelo 253 de Northwest Airlines fue planificado en Yemen por miembros de Al-Qaeda, quienes cosieron un artefacto explosivo en la ropa interior del joven nigeriano de 23 años.
Agentes policiales dijeron a los medios estadounidenses que Abdulmutallab les dio a conocer varios detalles sobre sus vínculos con Al-Qaeda y su plan de derribar el avión.
Abdulmutallab dijo que un clérigo radical yemení que él había contactado por internet lo puso en contacto con un líder de Al-Qaeda que vivía en Yemen, indicó el canal ABC.
Dijo que pasó un mes en un campamento de Al-Qaeda al norte de Saná, la capital yemení, y que no se le dio permiso de abandonar el sitio hasta que completara su entrenamiento con un fabricante de bombas saudita que pertenecía a la red.
Funcionarios estadounidenses de antiterrorismo señalaron que el nigeriano dijo haber recibido instrucciones específicas sobre cómo llevar a cabo el ataque, indicó el canal NBC.
Abdulmutallab confesó que le dijeron que hiciera explotar el avión cuando se acercara a Detroit, porque produciría más muertes y daños colaterales si se estrellaba en una zona densamente poblada.
Detalles provenientes de Nigeria sugieren que Abdulmutallab fue un adolescente religioso que se volvió radical tras estudiar en la universidad de Londres, University College London.
El diario nigeriano This Day reportó que el joven se trasladó a Egipto, luego a Dubai y que después, en los Emiratos Árabes Unidos, informó a sus familiares que rompería su relación con ellos.
Su actitud preocupó tanto al padre que éste informó a la embajada estadounidense en Abuya, la capital de Nigeria, sobre las las actividades de su hijo.
Pero las autoridades holandesas dijeron que el joven mostró una visa estadounidense válida cuando pasó por Amsterdam, antes de abordar el Airbus 330 hacia la ciudad de Detroit en Michigan (norte).
El Departamento de Justicia arguyó en los documentos de imputación que el nigeriano fue al baño antes de que el avión hiciera el descenso final y, luego de 20 minutos, volvió a su asiento.
"Se cubrió con una cobija. Los pasajeros escucharon ruidos de explosión, como de petardos, sintieron olor y vieron que el pantalón de Abdulmutallab y la pared del avión se estaban incendiando".
La tripulación y los pasajeros lograron entonces controlar al sospechoso y evitar así una tragedia.
Yemen ha estado bajo vigilancia de Estados Unidos en los últimos meses, particularmente tras la matanza en la base Fort Hoods en Texas, que dejó 13 muertos.
El autor de ese ataque, Nidal Hasan, estaba vinculado al clérico yemení Anwar al-Aulaqi, quien elogió la masacre en Fort Hood.
AFP
Esta acusación llama la atención sobre el creciente protagonismo de Yemen en actos de terrorismo, en momentos en que el gobierno de este país emprende una ofensiva contra los sospechosos de pertenecer a la red extremista Al-Qaeda.
Los últimos datos sobre Umar Faruk Abdulmutallab sugieren que su intento de atacar el vuelo 253 de Northwest Airlines fue planificado en Yemen por miembros de Al-Qaeda, quienes cosieron un artefacto explosivo en la ropa interior del joven nigeriano de 23 años.
Agentes policiales dijeron a los medios estadounidenses que Abdulmutallab les dio a conocer varios detalles sobre sus vínculos con Al-Qaeda y su plan de derribar el avión.
Abdulmutallab dijo que un clérigo radical yemení que él había contactado por internet lo puso en contacto con un líder de Al-Qaeda que vivía en Yemen, indicó el canal ABC.
Dijo que pasó un mes en un campamento de Al-Qaeda al norte de Saná, la capital yemení, y que no se le dio permiso de abandonar el sitio hasta que completara su entrenamiento con un fabricante de bombas saudita que pertenecía a la red.
Funcionarios estadounidenses de antiterrorismo señalaron que el nigeriano dijo haber recibido instrucciones específicas sobre cómo llevar a cabo el ataque, indicó el canal NBC.
Abdulmutallab confesó que le dijeron que hiciera explotar el avión cuando se acercara a Detroit, porque produciría más muertes y daños colaterales si se estrellaba en una zona densamente poblada.
Detalles provenientes de Nigeria sugieren que Abdulmutallab fue un adolescente religioso que se volvió radical tras estudiar en la universidad de Londres, University College London.
El diario nigeriano This Day reportó que el joven se trasladó a Egipto, luego a Dubai y que después, en los Emiratos Árabes Unidos, informó a sus familiares que rompería su relación con ellos.
Su actitud preocupó tanto al padre que éste informó a la embajada estadounidense en Abuya, la capital de Nigeria, sobre las las actividades de su hijo.
Pero las autoridades holandesas dijeron que el joven mostró una visa estadounidense válida cuando pasó por Amsterdam, antes de abordar el Airbus 330 hacia la ciudad de Detroit en Michigan (norte).
El Departamento de Justicia arguyó en los documentos de imputación que el nigeriano fue al baño antes de que el avión hiciera el descenso final y, luego de 20 minutos, volvió a su asiento.
"Se cubrió con una cobija. Los pasajeros escucharon ruidos de explosión, como de petardos, sintieron olor y vieron que el pantalón de Abdulmutallab y la pared del avión se estaban incendiando".
La tripulación y los pasajeros lograron entonces controlar al sospechoso y evitar así una tragedia.
Yemen ha estado bajo vigilancia de Estados Unidos en los últimos meses, particularmente tras la matanza en la base Fort Hoods en Texas, que dejó 13 muertos.
El autor de ese ataque, Nidal Hasan, estaba vinculado al clérico yemení Anwar al-Aulaqi, quien elogió la masacre en Fort Hood.
AFP
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