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El personal del mayor hospital de Gaza desciende al Infierno

El personal del hospital de Shifa, en la ciudad de Gaza, hace lo imposible por seguir trabajando pese a estar desbordado por las sangrientas consecuencias de los bombardeos israelíes.

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El personal del hospital de Shifa, en la ciudad de Gaza, hace lo imposible por seguir trabajando pese a estar desbordado por las sangrientas consecuencias de los bombardeos israelíes, que han provocado 441 muertos y más de 2.258 heridos.

La repentina y violenta embestida de la Fuerza Aérea israelí sobre la Franja palestina ha provocado en sólo una semana unos efectos que sobrepasan con mucho cualquiera de los planes de emergencia previstos por el sistema sanitario de Gaza.

La crisis hospitalaria se hace más evidente que en ningún otro sitio en el centro médico de Shifa, el de mayor capacidad de este territorio en el que viven más de un millón y medio de personas. Los suelos del hospital están desde hace ocho días teñidos de un rojo oscuro y reseco, al igual que el césped del exterior, donde médicos y voluntarios prestan los primeros auxilios a los cientos de heridos tumbados en el suelo.

"En los primeros minutos de los ataques (el sábado 27) vinieron al hospital más de quinientos enfermos y, en las siguientes horas, esa cifra aumentó drásticamente, superando con mucho nuestra capacidad de 585 camas", dijo a Efe Raedl al Arini, portavoz del hospital.

En uno de los quirófanos, tres heridos esperan a ser atendidos simultáneamente, pese a que la sala está preparada para asistir a un sólo enfermo a la vez.

"Tenemos sólo seis quirófanos", se lamenta el doctor Basel Baker, director del área quirúrgica, quien explica que durante los dos primeros días de la ofensiva "decenas de heridos graves iban siendo dejados en el patio del hospital y éramos incapaces de saber quiénes necesitaban ser intervenidos y quienes no".

"Nunca en toda mi carrera he visto una cosa así en Gaza", dice este médico de 54 años. Más de la mitad de los fallecidos perecieron en los dos primeros días de la ofensiva, cuando la aviación israelí lanzó decenas de ataques simultáneos contra edificios de la policía y las fuerzas de seguridad de Hamás en Gaza.

Los centros médicos se vieron desbordados y tuvieron que pedir a los familiares que recogieran cuanto antes a sus muertos porque no tenían suficientes cámaras refrigeradoras para conservar los cadáveres.

La mayoría de los primeros muertos fueron policías de Hamás, pero en los siguientes días los ataques aéreos israelíes ampliaron sus objetivos y las bombas alcanzaron mezquitas, instituciones educativas y viviendas de milicianos o miembros de Hamás, lo que incrementó el número de civiles afectados.

Según datos difundidos hoy por Moaweya Hasanien, jefe de los servicios de emergencia del Ministerio de Sanidad de Hamás en Gaza, de los 441 muertos, 75 eran niños y 37 mujeres. De los 2.285 heridos que ha causado hasta hoy la ofensiva israelí, se calcula que alrededor del 40 por ciento son civiles.

El flujo de cadáveres y heridos no tiene fin. Su llegada masiva en ambulancias y coches privados deja conmocionados a los médicos y sanitarios, que permanecen encerrados en el hospital desde hace ya más de una semana.

Una enfermera en la recepción pierde los nervios y comienza a llorar desconsoladamente ante la visión de una montaña de miembros amputados que alguien ha traído en una camilla.

En un pasillo adyacente al quirófano, los tres hijos de Hedaya al Arini lloran mientras esperan que alguien les diga cómo está su madre, gravemente herida el jueves por el bombardeo de un F-16 israelí en la ciudad de Gaza.

"La metralla le cortó las piernas y destruyó nuestra casa", dice llorando amargamente su hija, Huda, de 12 años, que tiene la cara cubierta de costras pro las heridas que le causó la metralla durante el mismo ataque. El director de la Unidad de Cuidados Intensivos, el doctor Fawzi al Nabulsia, explica que la mayor parte de casos que recibe su unidad "están heridos en la cabeza y el corazón, y llegan clínicamente muertos".

Según Nabulsia, el hospital sufre carencias de casi todos los medicamentos que necesita para funcionar. El Ministerio de Sanidad ha informado de que se han agotado en la Franja al menos 105 tipos de medicamento y que 220 equipos médicos han dejado de trabajar por falta de componentes y repuestos.

Buena parte de los cristales de las ventanas del hospital se rompieron el primer día de la ofensiva y el suministro eléctrico está cortado la mayor parte del tiempo.

El poco combustible que tiene el hospital de Shifa para alimentar los generadores está en las últimas y, cuando ya no quede nada, los doctores tendrán que sumar a su infierno diario la ausencia de luz.

-EFE-

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