El francés Dominique Strauss-Kahn podría ser condenado hasta 25 años de prisión por intento de violación sexual en primer grado contra una mujer inmigrante africana.
El director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), el francés Dominique Strauss-Kahn, fue acusado hoy de siete delitos por abuso sexual e intento de violación por los que se puede enfrentar a varias décadas de prisión, en un escándalo que ha conmocionado el mundo financiero.
Tras escuchar el relato acusatorio presentado por la fiscalía de Manhattan, la jueza Melissa Jackson, denegó la petición de libertad bajo fianza de un millón de dólares solicitada por el abogado defensor, Benjamin Braffman, y fijó la próxima vista del caso para el 20 de mayo.
El fiscal de Manhattan, Cyrus Vance, anunció por su parte que Strauss-Kahn, de 62 años, fue acusado de intento de violación y de abuso sexual en primer grado contra una mujer inmigrante africana, de 32 años y empleada de un hotel neoyorquino, en el que habría ocurrido el asalto, así como de otros delitos de índole sexual.
Por esos delitos Strauss-Kahn podría ser condenado a penas de 25 y 15 años de prisión por los más graves.
Strauss-Kahn fue detenido el pasado sábado en el aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York cuando ya estaba a bordo de un avión de Air France que le iba a trasladar a París, para asistir este lunes a una reunión en Bruselas con ministros de la Unión Europea (UE) sobre la posible reestructuración de la deuda griega.
La fiscalía de Manhattan indicó en un comunicado de prensa que sobre el dirigente del FMI pesan dos acusaciones de agresión sexual en primer grado, otra por intento de violación y otros cuatro cargos por abusos sexuales.
La detención del político y economista socialista francés, casado con la periodista franco-estadounidense Anne Sinclair y padre de cuatro hijos, ha conmocionado el mundo financiero internacional y la política en Francia, donde se perfilaba como posible candidato de su partido a las presidenciales de 2012.
De momento, la dirección del FMI, con sede en Washington, ha quedado en manos del "número dos" de la institución, el economista estadounidense John Lipsky, que este mismo lunes reunió al consejo ejecutivo de la institución para analizar la situación.
Esposado y vistiendo el mismo traje oscuro y camisa blanca con que se le vio durante el fin de semana tras ser detenido, el exministro francés de Industria y Economía se presentó ante el tribunal neoyorquino, en donde se declaró "no culpable" de los cargos.
En la acusación presentada por la fiscalía de Manhattan, se describe que "Strauss-Kahn cerró la puerta de la habitación de su hotel para evitar que su víctima, un empleada de limpieza del establecimiento, pudiera escapar".
"Tomó a su víctima por el pecho sin su consentimiento e intentó quitarle la ropa interior, además de que manoseó su área vaginal", señaló el fiscal, que precisa que Strauss-Kahn "intentó dos veces por la fuerza llevar su pene a la boca de la víctima".
Al presentar las acusaciones contra el político francés, la fiscalía neoyorquina presentó las pruebas forenses que le implicaban y recordó que el acusado tiene otra investigación pendiente por otro escándalo sexual en el que estaría implicado.
Esa situación fue la que indujo a la jueza a no aceptar la libertad bajo fianza pedida por la defensa, pues estimó que se presentaba una posibilidad de huida del país, mientras que la fiscalía también ha subrayado que en este caso no se puede invocar inmunidad diplomática.
Durante la vista, Strauss-Kahn, con la mirada baja, negó los cargos que se le imputan, mientras que su abogado expresó "decepción" por la decisión de la jueza y subrayó que creía en la inocencia de su defendido, al tiempo que señaló que su intención es restablecer la reputación de su cliente.
Strauss-Kahn, que accedió a realizarse diversos análisis forenses para demostrar su inocencia, se defendió de esas acusaciones alegando que a la hora en que habría sucedido la agresión sexual que se le imputa almorzaba con su hija en un restaurante de Manhattan.
Tras el almuerzo, Strauss-Kahn tomó un taxi para ir al aeropuerto, donde se percató de que había olvidado uno de sus teléfonos móviles en el hotel, por lo que telefoneó al establecimiento para indicarles que su chófer pasaría a recuperarlo.
Esa llamada permitió a la Policía neoyorquina ubicar a Strauss-Kahn y detenerle cuando estaba a bordo del avión unos minutos antes de despegar hacia París.
De la víctima, protegida por la unidad contra los delitos sexuales de la Policía de Nueva York, nada se sabe, excepto que es una inmigrante africana de 32 años, que tiene un hija adolescente y que vive en el barrio de El Bronx y que sus vecinos, según la prensa local, la consideran una buena persona. EFE
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