El insólito monumento iba a hacer financiado por el empresario Rachid Nekkaz quien pretendía ser presidente del país galo.
Las autoridades francesas prohibieron a un empresario levantar en una ciudad de las afueras de París un minarete de 35 metros, el más alto de Europa, que pretendía bautizar con el nombre del presidente galo, Nicolas Sarkozy, en protesta por la decisión de cerrar un lugar de culto.
El proyecto del provocador empresario Rachid Nekkaz, se estrelló con la Prefectura de Hauts-de-Seine, el departamento de Sarkozy, que le negó el permiso para levantar la faraónica obra en Gennevilliers, informa hoy el diario "Le Parisien".
Nekkaz, excandidato a la Presidencia francesa y fundador de la asociación "No toques a mi Constitución", muy combativa contra la ley que prohibió llevar el burka en la calle, compró el terreno en el que se levanta el lugar de culto que pretenden cerrar las autoridades.
Lo hizo junto a otro dirigente del medio asociativo de los barrios deprimidos de las afueras de París, una iniciativa con la que perseguían llamar la atención por el cierre de un local en el que, según ellos, los musulmanes de la zona rezaban cada viernes desde hace más de 30 años.
Pagaron por el terreno unos 650.000 dólares, según "Le Parisien", que asegura que tenían previsto poner la primera piedra el 26 de enero, día del cumpleaños de Sarkozy. EFE
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