Indonesia afronta la tasa de mortalidad infantil por la COVID-19 más alta del mundo debido a las pésimas condiciones de vida de millones de menores y la devastadora fuerza de la actual ola de contagios.
Más de 800 niños han muerto por la COVID-19 desde el inicio de la pandemia en Indonesia, el país con la tasa de mortalidad infantil por coronavirus más alta del mundo debido a las pésimas condiciones de vida de millones de menores y la devastadora fuerza de la actual ola de contagios.
"En Indonesia, el número de muertos por COVID-19 supera los 80 000 y el 1,1 por ciento son niños, la tasa más alta del mundo", declara a Efe por correo electrónico Dino Satria, responsable del programa humanitario y de resiliencia de Save the Children en Indonesia.
La situación de los 90 millones de niños indonesios, con unos índices de mortalidad y de infección que cuadriplican a los del resto del mundo, se ha deteriorado gravemente en las últimas semanas en que el cuarto país más poblado del planeta sufre la devastación de la peor ola de COVID-19 hasta el momento.
Con más de 40 000 casos diarios y cerca de 2 000 muertes diarias en los últimos días, el archipiélago se ha convertido en uno de los epicentros mundiales de la pandemia, que ha causado cerca de 3,3 millones de infecciones en total.
Los servicios funerarios de las grandes ciudades trabajan sin parar, los hospitales están colapsados, el oxígeno médico escasea y miles de infectados se ven forzados a pasar la enfermedad en sus casas, a menudo con desenlaces fatales.
Los niños no son ajenos a este drama, con más de 18 000 contagios y 100 muertes infantiles a la semana, a pesar del reciente descenso en la capital, Yakarta, según publicó este lunes en las redes sociales el doctor Aman Bhakti Pulungan, presidente de la Asociación Pediátrica de Indonesia.
"Las infecciones semanales de niños con COVID-19 siguen incrementándose", advirtió.
Malas condiciones
La tasa de infección infantil roza el 13 por ciento entre la población total (frente al 2 por ciento en el mundo), con un 1,1 por ciento de mortalidad entre los menores (frente a apenas un 0,3 por ciento en el mundo), lo que se explica, según Save the Children, por las pésimas condiciones de vida de millones de niños indonesios.
"Más niños en Indonesia sufren malnutrición, lo que aumenta el riesgo de infección y muerte", apunta Dino Satria, que añade a este factor el hecho de que millones de niños indonesios se salten las vacunas rutinarias para otras enfermedades, los precarios servicios de salud y el incumplimiento de las medidas de higiene para evitar contagios.
Estas circunstancias, según el responsable de Save the Children, "les ponen en mayor riesgo de infección y muerte al sumar la malnutrición con enfermedades subyacentes".
Enfermedades subyacentes
En este sentido, los datos recogidos por la asociación pediátrica indican que la mayoría de las víctimas mortales infantiles por la COVID-19 padecían también otras dolencias, como la obesidad o la tuberculosis.
"Somos el segundo país en número de enfermos de tubercolosis en el mundo. La tuberculosis se puede tratar, si alguien tiene síntomas o ha estado en contacto con alguien con tuberculosis, debe ser examinado y tratado de inmediato", alertó el doctor Pulungan.
Aunque otros países de la zona, como Filipinas, también presentan altas tasas de pobreza infantil y malnutrición, ninguno ha vivido una oleada de coronavirus como la que está arrasando el archipiélago indonesio en las últimas semanas.
Pero además de ser golpeados directamente por la pandemia de la COVID-19, Save the Children también se muestra preocupada por que "muchos niños pierdan a al menos uno de sus padres", lo que aumenta su indefensión ante la enfermedad, además de perjudicar su acceso a la educación y a cuidados básicos.
"Sin cuidadores, los niños son particularmente vulnerables (...). Save the Children insta a las instituciones y gobiernos de todo el mundo a prestar atención urgente a la situación de los niños huérfanos que han perdido progenitores y cuidadores", señaló en un comunicado del pasado 21 de julio Bidisha Pillai, directora de Política Global y Campañas de Save the Children.
A medio y largo plazo, la vacunación de una gran parte de la población se percibe como la única solución duradera, pero el ritmo de inoculación es lento contra la COVID-19, con apenas el 7 por ciento de los 270 millones de indonesios vacunados con la pauta completa en medio de dudas sobre la eficacia de la vacuna china Sinovac.
(Con información de EFE)
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"Espacio Vital": El doctor Elmer Huerta conversó con el doctor Víctor Suárez Moreno, jefe del Instituto Nacional de salud (INS) sobre la efectividad y eficacia de las vacunas contra el nuevo coronavirus que se inoculan en el país. El especialista explicó que la eficacia tiene que ver con los resultado que se puede tener con la vacuna cuando se realiza una investigación y la efectividad es cuando las vacunas se aplican en los programas regulares de vacunación, es decir qué tan efectiva es en casos reales para prevenir casos o enfermedades severas.
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