Una serie de documentos desclasificados y testimonios de supuestos implicados apuntan a que hay al menos cuatro pactos no declarados, sellados entre 1960 y 1970.
El nuevo Gobierno de Japón quiere destapar los supuestos pactos secretos alcanzados con Estados Unidos durante la Guerra Fría, un claro signo de que busca un giro en sus relaciones con Washington.
Una serie de documentos desclasificados estadounidenses y testimonios de supuestos implicados apuntan a que hay al menos cuatro pactos no declarados, sellados durante las décadas de 1960 y 1970, que darían a EEUU privilegios como el paso de sus buques y aviones con armas nucleares por Japón.
Esta cuestión es especialmente controvertida en el archipiélago nipón, el único país que ha sufrido ataques nucleares y que mantiene los principios de no poseer, producir ni permitir armas atómicas en su territorio.
El nuevo Gobierno japonés, investido hace poco más de dos semanas, anunció que ha creado un equipo que revisará más de 3.000 archivos del Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Embajada nipona en Washington para comprobar si existen pruebas documentales de esos supuestos pactos.
Los acuerdos habrían sido mantenidos en el más estricto secreto por las anteriores administraciones del Partido Liberal Demócrata (PLD), que gobernó Japón de forma casi ininterrumpida durante los últimos 54 años hasta que el partido de Yukio Hatoyama le echó del poder en las elecciones del 30 de agosto.
Además del acuerdo que permite el paso de armas nucleares, Tokio habría aceptado que Washington utilizara sus bases militares en Japón sin consultarlo previamente en caso de una crisis en la península coreana.
En 1972, coincidiendo con la devolución a Japón de Okinawa, que permanecía bajo control estadounidense, Tokio se habría comprometido a permitir que Washington introdujera armas nucleares en la isla en casos de emergencia.
Ese mismo año, las autoridades japoneses también habrían aceptado costear cuatro millones de dólares que, en principio, debía haber pagado EEUU para la recuperación de tierras de Okinawa dañadas por el uso que hicieron de ellas los militares estadounidenses.
Está previsto que los resultados de la investigación se den a conocer públicamente a finales de noviembre, como parte del compromiso del nuevo Gobierno de Hatoyama de mantener una política exterior transparente.
El jefe de la diplomacia nipona, Katsuya Okada, ha adelantado que aunque los pactos se confirmen no habrá medidas contra los funcionarios que estuvieron implicados, pero el simple hecho de que sean reconocidos abiertamente supone una clara señal del cambio en las relaciones exteriores de Japón.
EEUU ha sido durante décadas el principal aliado de Japón, pero el Gobierno de Hatoyama sostiene que aspira a construir una relación "de igual a igual" con Washington.
Las bases de los lazos entre ambos países descansan en un acuerdo de seguridad adoptado en 1960, cuando se revisó un tratado previo de 1951, que convierte a ambas potencias en aliadas en seguridad.
Ahora, como muestra de su nueva voluntad de independencia respecto a Washington, el Gobierno japonés se ha propuesto revisar el estatus de las bases militares estadounidenses el archipiélago, donde hay casi 50.000 efectivos.
Esta es una de las cuestiones más candentes en las relaciones bilaterales y el propio Hatoyama aseveró hoy en Pittsburgh, donde asiste a la cumbre del G20, que su postura no ha cambiado tras la reunión que mantuvo esta semana en Nueva York con el presidente de EEUU, Barack Obama.
En ese encuentro, Hatoyama indicó a Obama que la alianza con EEUU sigue siendo la piedra angular de la política de seguridad de Japón, según la agencia local Kyodo, aunque no abordaron la delicada cuestión de las bases.
El nuevo mandatario nipón también está a favor de poner fin a la misión logística japonesa de apoyo a EEUU en Afganistán, que incluye el suministro de combustible en el Índico.
Para algunos analistas, las primeras medidas tomadas por el Gobierno de Hatoyama reflejan la apertura de un nuevo capítulo en las relaciones entre la primera y la segunda potencia económica mundial.
Mientras busca lazos más "igualados" con EEUU, el Gobierno de Tokio ya ha anunciado su intención de volver la vista a Asia para estrechar relaciones con sus vecinos de Continente.
EFE
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