Tribunal iraní pospuso la aplicación de la pena contra el agresor, Mayid Mohavedi, de 29 años, condenado a ser cegado con ácido sulfúrico a manos de su víctima, Amareh Bahrami.
Amareh Bahrami, la chica iraní a la que un pretendiente desfiguró el rostro con ácido, estaría dispuesta a perdonar a su agresor a cambio de dos millones de euros, declaró ella misma al diario local Arman.
Las declaraciones salen a la luz apenas dos días después de que un tribunal iraní pospusiera la aplicación de la pena contra el agresor, Mayid Mohavedi, de 29 años, condenado a ser cegado con ácido sulfúrico por la propia Amareh.
"Insisto en que deseo dos millones de euros para garantizar mi vida y mi futuro, no para tratamiento. Solo en ese caso acepto las ghesas (la compensación económica por sangre, prevista en la ley del talión que aplica la ley islámica o Sharia), pese a que me han dicho que la sentencia se cumplirá la próxima semana", señaló.
El caso recuperó la actualidad el pasado sábado, fecha en la que supuestamente Amareh, de 28 años, iba a ver cumplida una pena que espera desde hace más casi un lustro.
Sin embargo, y de acuerdo con la familia del condenado, las autoridades decidieron posponer el proceso ante la expectación levantada en torno al caso y en torno al hospital donde se había de ejecutar el castigo, en el que desde la primera hora de la mañana se agolparon numerosos medios de comunicación.
Amareh insiste en que desea que se aplique la pena porque no tiene garantías que Mohavedi vaya a pasar el resto de su vida en prisión.
La joven estudiante perdió la vista después de que su compañero de universidad, al parecer decepcionado porque ella rechazó su petición de matrimonio, le lanzara ácido sulfúrico sobre el rostro.
En aplicación de la antigua ley del talión, que contempla la jurisprudencia islámica iraní, él debe recibir ahora diez gotas de la misma sustancia en cada ojo.
Amareh viajó hace tres años a España para intentar salvar la visión de uno de los ojos, pero los médicos que la atendieron en Barcelona no pudieron evitar que pase la vida entre tinieblas.
"No es una cuestión de venganza. Quiero que sepa qué es lo que estoy sufriendo. Pero también quiero que sirva de ejemplo para que otras chicas no sufran el mismo martirio", explicó la joven a la prensa.
Los hechos ocurrieron el 3 de noviembre de 2004, cuando el acusado, que conocía a la víctima de la universidad y a la que había propuesto matrimonio, la asaltó y le arrojó ácido en la cara.
Según la prensa, Amareh Bahrami había denunciado ante la policía que era acosada por el agresor dos días antes de los sucesos.
El culpable reconoció haber cometido el crimen por amor y aseguró, "cuando le pedí la mano me dijo que iba a casarse con otra persona y yo pensé arrojarle el ácido en la cara para que su novio la dejara".
Organizaciones internacionales de derechos humanos como Amnistía Internacional (AI) ha instado a no ejecutar una sentencia que considera inhumana y cercana a la tortura. EFE
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