El fotógrafo David J. Slater visitó una comunidad de macacos en el 2011. Uno de ellos se tomó un popular selfie que se volvió viral.
La batalla legal por la selfie del mono terminó con una victoria judicial para el humano y un reconocimiento monetario para Naruto. Un tribunal en San Francisco sentenció que la protección del copyright no puede aplicarse a un simio. En el 2011, el mono Naruto sonrió, apretó el botón de la cámara del fotógrafo David Slater y dejó un selfie para la historia.
En 2015, PETA demandó al fotógrafo en nombre del mono reclamando los derechos y el caso fue tratado en una corte de San Francisco en segunda instancia después de ser rechazada en un primer momento la demanda. La apelación interpuesta por la organización activista fue desestimada. Sin embargo, Slater aceptó donar 25% de cualquier ingreso futuro que genere la fotografía.
Debate. En un comunicado conjunto emitido por PETA y Slater, dijeron que el fotógrafo entregará una cuarta parte de los fondos que reciba de la venta de los selfies del mono a organizaciones de caridad "dedicadas a la protección del bienestar o hábitat de Naruto".
"El caso histórico de PETA generó un debate a nivel internacional sobre la necesidad de extender los derechos fundamentales a los animales para su propio bien y no en relación a cómo pueden ser explotados por los seres humanos", manifestó el abogado de PETA, Jeff Kerr.
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