Un funcionario del servicio de inteligencia dijo que ´este ataque será vengado mediante operaciones antiterroristas agresivas y exitosas´, según señala la prensa estadounidense.
La Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EE.UU. "se vengará" por el ataque en el que murieron siete de sus agentes en una base en Afganistán desde la que, según medios estadounidenses, dirigían operaciones clandestinas contra los talibanes y Al Qaeda.
La prensa de Estados Unidos citó a un funcionario no identificado de los servicios de inteligencia quien dijo que "este ataque será vengado mediante operaciones antiterroristas agresivas y exitosas".
El jefe de unidad de esa agencia en el sudeste de Afganistán y otros seis agentes murieron cuando un individuo penetró en la base Chapman, de la provincia de Khost, y detonó unos explosivos que llevaba bajo su uniforme, confirmó el director de la CIA, Leon Panetta.
Los diarios The Washington Post y The New York Times indicaron que los agentes de ese servicio de inteligencia estacionados en la base Chapman eran responsables de la recolección y análisis de información, y de la planificación de misiones contra los talibanes y Al Qaeda en la región fronteriza entre Afganistán y Pakistán.
Entre esas operaciones, según fuentes de los servicios de inteligencia citadas por la prensa, se contaban los ataques con aviones no tripulados y misiles para matar a los dirigentes de los grupos insurgentes.
"En meses recientes los funcionarios de la CIA en esa base habían iniciado una campaña agresiva contra un grupo extremista dirigido por Sijaruddin Haqqni, el cual se ha atribuido la responsabilidad por la muerte de decenas de soldados estadounidenses", indicó The New York Times.
La televisión norteamericana afirmó que entre los dos estadounidenses muertos se contaban dos empleados de la firma Xe, anteriormente conocida como Blackwater Worldwide, proveedora de mercenarios y paramilitares que apoyan operaciones de EE.UU. en Afganistán, Irak y otros países.
"La CIA considera a estos vigilantes contratados como funcionarios de la agencia", señaló CNN.
El atacante, que llevaba explosivos bajo un uniforme del Ejército Nacional Afgano, al parecer entró a la pequeña base fortificada después que se ofreció como informante sobre las actividades de los insurgentes.
El incidente muestra el papel cada vez más relevante que la CIA ha ido asumiendo en meses recientes en las campañas de Estados Unidos contra grupos extremistas e insurgentes en diferentes partes del mundo.
Además de su presencia en Afganistán, está involucrada en operaciones paramilitares, como el uso de aviones no tripulados para la destrucción de objetivos en Pakistán o la asignación de agentes que cooperan clandestinamente con las autoridades de Yemen en la lucha contra grupos vinculados a Al Qaeda.
Según The Washington Post, "en el último año la CIA ha construido un "archipiélago" de bases en el sur y este de Afganistán y ha sacado a los agentes de la embajada en Kabul para enviarlos más cerca de sus objetivos".
La base Chapman se encuentra a varios kilómetros de la localidad de Khost, pero no demasiado lejos de Campo Salerno, una base más grande donde están apostadas tropas de fuerzas especiales de Estados Unidos.
La CIA, creada en 1947 y que ha perdido desde entonces unos 90 agentes en servicio, siempre ha tenido una unidad de operaciones paramilitares conocida como "división de actividades especiales" e involucrada en todo tipo de operaciones secretas que, de forma más rutinaria, llevan a cabo las fuerzas militares especiales.
Después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, el presidente George W. Bush autorizó a la agencia a expandir su división de actividades especiales para atacar a los terroristas con operaciones clandestinas en países como Pakistán o Somalia, donde legalmente no operan las fuerzas militares estadounidenses.
"El hecho de que la agencia, de hecho, lleva a cabo una guerra dentro de Pakistán es la culminación de uno de los cambios más significativos en la historia de la CIA", aseguró el Post. EFE
La prensa de Estados Unidos citó a un funcionario no identificado de los servicios de inteligencia quien dijo que "este ataque será vengado mediante operaciones antiterroristas agresivas y exitosas".
El jefe de unidad de esa agencia en el sudeste de Afganistán y otros seis agentes murieron cuando un individuo penetró en la base Chapman, de la provincia de Khost, y detonó unos explosivos que llevaba bajo su uniforme, confirmó el director de la CIA, Leon Panetta.
Los diarios The Washington Post y The New York Times indicaron que los agentes de ese servicio de inteligencia estacionados en la base Chapman eran responsables de la recolección y análisis de información, y de la planificación de misiones contra los talibanes y Al Qaeda en la región fronteriza entre Afganistán y Pakistán.
Entre esas operaciones, según fuentes de los servicios de inteligencia citadas por la prensa, se contaban los ataques con aviones no tripulados y misiles para matar a los dirigentes de los grupos insurgentes.
"En meses recientes los funcionarios de la CIA en esa base habían iniciado una campaña agresiva contra un grupo extremista dirigido por Sijaruddin Haqqni, el cual se ha atribuido la responsabilidad por la muerte de decenas de soldados estadounidenses", indicó The New York Times.
La televisión norteamericana afirmó que entre los dos estadounidenses muertos se contaban dos empleados de la firma Xe, anteriormente conocida como Blackwater Worldwide, proveedora de mercenarios y paramilitares que apoyan operaciones de EE.UU. en Afganistán, Irak y otros países.
"La CIA considera a estos vigilantes contratados como funcionarios de la agencia", señaló CNN.
El atacante, que llevaba explosivos bajo un uniforme del Ejército Nacional Afgano, al parecer entró a la pequeña base fortificada después que se ofreció como informante sobre las actividades de los insurgentes.
El incidente muestra el papel cada vez más relevante que la CIA ha ido asumiendo en meses recientes en las campañas de Estados Unidos contra grupos extremistas e insurgentes en diferentes partes del mundo.
Además de su presencia en Afganistán, está involucrada en operaciones paramilitares, como el uso de aviones no tripulados para la destrucción de objetivos en Pakistán o la asignación de agentes que cooperan clandestinamente con las autoridades de Yemen en la lucha contra grupos vinculados a Al Qaeda.
Según The Washington Post, "en el último año la CIA ha construido un "archipiélago" de bases en el sur y este de Afganistán y ha sacado a los agentes de la embajada en Kabul para enviarlos más cerca de sus objetivos".
La base Chapman se encuentra a varios kilómetros de la localidad de Khost, pero no demasiado lejos de Campo Salerno, una base más grande donde están apostadas tropas de fuerzas especiales de Estados Unidos.
La CIA, creada en 1947 y que ha perdido desde entonces unos 90 agentes en servicio, siempre ha tenido una unidad de operaciones paramilitares conocida como "división de actividades especiales" e involucrada en todo tipo de operaciones secretas que, de forma más rutinaria, llevan a cabo las fuerzas militares especiales.
Después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, el presidente George W. Bush autorizó a la agencia a expandir su división de actividades especiales para atacar a los terroristas con operaciones clandestinas en países como Pakistán o Somalia, donde legalmente no operan las fuerzas militares estadounidenses.
"El hecho de que la agencia, de hecho, lleva a cabo una guerra dentro de Pakistán es la culminación de uno de los cambios más significativos en la historia de la CIA", aseguró el Post. EFE
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