Un informe de la OCDE revela que en la última década se ha deteriorado la seguridad en el empleo.
Un informe de la Organización para Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) revela que la inseguridad laboral en 2015 seguía siendo un tercio superior (33%) a la que había en 2007, un año antes de que se hicieran sentir los efectos de la Gran Recesión que sacudió al mundo.
El estudio titulado ¿Cómo va la vida? indica que en una década se ha deteriorado la seguridad en el empleo en el llamado 'club de los países ricos', que tiene que ver con la cantidad de empleos disponibles, pero sobre todo con su calidad. En los primeros años de la crisis, el paro creció mucho, hasta el punto de que se ha tardado diez años para llegar a recuperar los niveles de empleo de 2005.
La inequidad no deja de crecer
Las desigualdades sociales también se han disparado tras el terremoto financiero: apenas un 10 % de los hogares en la OCDE concentran más del 52 % de la riqueza. O que, a una edad de 25 años, la esperanza de vida de los hombres que dejaron sus estudios antes del segundo ciclo de la secundaria es ocho años menor a la de los titulados universitarios.
"Los que tienen un bajo nivel educativo solo tienen la mitad de la riqueza e ingresos que disfrutan los que poseen un buen nivel educativo; es menos probable que voten, que cuenten con alguien en caso de ayuda cuando sea necesario, o que se sientan satisfechos con sus vidas", señala la entidad con sede en París, Francia.
Instituciones socavadas
El informe muestra también que, a pesar de tener mayores tasas de nivel educativo que las generaciones precedentes, las personas menores de 25 años tienen un 60% más de probabilidades de estar desempleadas que el grupo de 25 a 54 años de edad. "Los menores de 25 también tienen un 20% menos de probabilidades de votar que los mayores de 55".
La OCDE destaca que se ha agravado la brecha entre los ciudadanos y sus instituciones. "Solo el 38% de las personas afirman confiar en su gobierno, una disminución de 4 puntos porcentuales desde alrededor de 2006".
La investigación arroja que solo una de cada tres personas siente que tiene influencia sobre lo que hace la gestión gubernamental. "Y es frecuente que los políticos provengan de un entorno diferente al de las personas que representan: por ejemplo, según una encuesta realizada en 11 países, los trabajadores manuales, agrícolas y de servicio integran el 44% de la población, pero solo el 13% de los miembros del parlamento proceden de ese origen".
Una llamado para la clase política
El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, cree que este estudio aporta nuevas pruebas de que las secuelas de la crisis no han cicatrizado todavía. "Muchos ciudadanos estiman que no les llegan los beneficios de la apertura y de la globalización y que sus gobiernos no responden a sus necesidades".
"El desafío apremiante para los responsables de formular las políticas es encontrar maneras de interactuar efectivamente con todos los ciudadanos, trabajar para mejorar su bienestar y ayudarlos a recuperar la confianza. Debemos asegurarnos de que el crecimiento y el desarrollo sean verdaderamente incluyentes y que se traduzcan en mejores vidas, sin dejar a nadie rezagado".
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