Las tortugas fueron liberadas por niños nativos de las islas y de los poblados en los que tiene influencia el Parque Nacional Natural Los Corales del Rosario y de San Bernardo.
Sesenta y cinco tortugas de las especies Carey y Verde fueron liberadas ayer en una de las islas del Parque Nacional Natural Los Corales del Rosario y de San Bernardo (norte de Colombia), dentro del programa de conservación de la fauna marina de la región, informaron las autoridades.
Las tortugas estaban en el Oceanario de las Islas del Rosario en Cartagena, a donde son llevadas por los pescadores que durante sus faenas las encuentran enredadas en sus redes y donde las reúnen durante un año para luego hacer estas jornadas de liberación.
El biólogo marino a cargo del programa de investigación y monitoreo de esa reserva natural marina, distante una hora de Cartagena, Diego Luis Duque, explicó a Efe que las "tortugas se liberaron luego de marcarlas y fotografiarlas para mirar hacia dónde se desplazan".
Duque indicó que si por ejemplo en "La Guajira (frontera con Venezuela) capturan una tortuga y ven la marca, nos van a decir y vamos a tener la información de que ella viajó hacia el norte".
"Lo que hemos observado desde hace 14 años es que las tortugas que se han marcado aquí no se han visto en el sur, entonces parece que su ruta (migratoria) es de sur a norte", advirtió Duque.
El investigador destacó la importancia de la conservación de especies como la tortuga Carey (Eretmochelys Imbricata), pues dentro de su dieta alimenticia están las esponjas marinas que en el ecosistema compiten por espacio con el coral, "entonces lo que hace la Carey es controlar el crecimiento de las esponjas con el fin de que no ahoguen el coral", dijo.
Las tortugas fueron liberadas por niños nativos de las islas y de los poblados en los que tiene influencia el parque natural, pues de esta manera, aseguró el científico, "se comienza a sembrar en ellos la semilla de la conservación".
La tortuga marina era consumida mucho por las comunidades locales, especialmente la Carey, apetecida por su carne y por su concha, ya que "con su caparazón los nativos hacen artículos artesanales como pulseras, ganchos, diademas, etc.".
"Lo que se busca es bajar el consumo de las tortugas", argumentó Duque.
En este programa de conservación también se hace monitoreo en las zonas de anidación de las tortugas para identificar las principales playas donde desovan estos animales y de esta manera saber "cuántos nidos, cuántas hembras y cuántos huevos hacen eclosión", puntualizó el biólogo.
El riesgo de extinción de las tortugas es más grande de lo que parece, en el caso de las Caguama (Caretta Caretta), que años atrás se veía en abundancia en el parque, "hoy es muy esporádico ver un animal de esos en el arrecife de coral; actualmente no se reportan", subrayó Duque.
En este momento "nos quedan dos especies, la Carey que es la que anida en el parque y la Verde (Chelonia Mydas), que utiliza esta zona como tránsito y lugar de alimentación", confirmó el experto.
Estas tortugas están amenazadas además por agentes como la erosión costera, las inundaciones, el mar de leva y el calentamiento global, pues si los nidos se calientan demasiado la población que nace es principalmente de hembras lo que genera un desbalance en la especie.
Hay también otros depredadores como perros y cerdos que vulneran sus nidos y ya en el mar son depredadas por pulpos y otras especies marinas, "por eso se sabe que de cada mil tortugas que nacen sólo una alcanzará a llegar al estado adulto", puntualizó Duque.
EFE
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