Gregorio Díaz Mirabal, de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica, dijo que la Amazonía se encuentra en un punto de no retorno y que la deforestación y los efectos del cambio climático, así como la guerra en el este de Europa, están empeorando la situación, ya que se están buscando nuevos yacimientos de petróleo y un aumento de la explotación de los existentes por la falta de este recurso a nivel global.
Más de 500 pueblos indígenas de la cuenca amazónica claman desde Lima en un llamado de emergencia para que la humanidad sea consciente de la urgencia de actuar frente a las amenazas que están destruyendo de forma implacable el bosque tropical más grande del planeta y se reunirán en Perú, en un congreso en el que esperan amplificar sus voces.
La Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA) reunirá del 5 al 9 de septiembre a delegados y representantes de los nueve países que integran la Amazonía para presentar las amenazas que enfrentan y soluciones y convocar a la unión de pueblos, estados y organizaciones internacionales para preservar el gran pulmón del planeta.
"Ya hay un 20 % de la Amazonía que está destruida, contaminada por derrames de petróleo, minería ilegal, deforestación, monocultivos, ganadería… Queremos restaurarlo, pero todavía tenemos un 80 % vivo que tenemos que salvar para la humanidad”, dijo a Efe el coordinador de COICA, Gregorio Diaz Mirabal.
El coordinador es tajante en su llamado de urgencia y firme al indicar la responsabilidad tanto de los países que forman parte de la cuenca amazónica: Brasil, Guyana, Venezuela, Bolivia, Guyana Francesa, Colombia, Perú, Surinam y Ecuador, como los grandes gobiernos que se han comprometido a ayudar a preservar el gran bosque y no han cumplido su responsabilidad.
Pero subraya la importancia de presentar soluciones y planes de acción de emergencia para cumplir el objetivo de salvar el 80 % de la Amazonía antes de 2025, y también cambiar la forma que tiene el mundo de verla como una inagotable fuente de recursos.
"Queremos un fortalecimiento de nuestras comunidades, una economía que respete el bosque que en vez de hacer oro o petróleo, fortalezca la economía de la selva, la artesanía que hacen nuestras comunidades, el turismo, las frutas autóctonas, todo lo que produce la selva, no necesitamos destruirla", explicó.
Díaz Mirabal, originario del pueblo Kurripaco que habita la cuenca amazónica venezolana, señaló que hay otra forma de riqueza fuera de la explotación de los recursos naturales y que cuide el bosque. Pero, para que esto suceda, las grandes empresas y bancos deben parar de otorgar concesiones que perpetúen la deforestación.
Además, subrayó la idea de que el oxígeno que entrega el Amazonas al planeta y la fuente de agua potable que esta cuenca representa es mucho más valiosa que el petróleo y el oro, porque no se pueden reemplazar.
Al igual que los conocimientos tradicionales milenarios de los diversos pueblos, que están en riesgo de perderse, y "que pueden servir en este momento para resolver grandes problemas que tenemos como las grandes enfermedades".
AMENAZAS LATENTES
Durante una entrevista en la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana en Lima, pocos días antes de que comience el congreso y cumbre donde la COICA espera conseguir alianzas mundiales y territoriales para la conservación del Amazonas, el coordinador subraya que la deforestación es la mayor amenaza que enfrentan.
El talado de árboles es el primer paso antes de que entre en el pulmón del planeta la minería ilegal, el narcotráfico, explotaciones petroleras, la ganadería y el monocultivo que destruye especies.
"(Las inversiones extranjeras ven) la Amazonía como un negocio y quieren derribar árboles para generar ganancias que además no llegan a nuestros pueblos", dijo Diaz Mirabal.
Además, denunció los asesinatos continuos de defensores ambientales, que, según COICA, ascienden a un homicidio cada dos días por parte de organizaciones criminales que buscan beneficios en los bosques.
Afirma con rotundidad que la Amazonía se encuentra en un punto de no retorno. Además, que la deforestación y los efectos del cambio climático, así como la guerra en el este de Europa están empeorando la situación, ya que se están buscando nuevos yacimientos de petróleo y un aumento de la explotación de los existentes, por la falta de este recurso a nivel global.
"Venimos de la COP-26 de Glasgow donde se hicieron muchas promesas, se prometió mucho dinero, mucho apoyo técnico para salvar los territorios (...) Esas promesas, ya vamos a llegar a la COP-27 en Egipto y no se han cumplido", sostiene.
Por eso, las comunidades nativas quieren recordar que urge la llegada del financiamiento y la continuación de las negociaciones por parte de países como Reino Unido o Francia, que se comprometieron a ello.
En cuanto a los países de la región, el coordinador espera que en Brasil no vuelva a ganar Jair Bolsonaro, ya que afirma que la deforestación ha aumentado en el país hasta un 70 % durante su mandato. Y guarda esperanzas en los nuevos gobiernos que han prometido escuchar sus demandas, como los de Colombia y Perú.
Pese a ser una organización que representa a más de 500 pueblos indígenas diversos, en los que se incluyen a los no contactados, en un área geográfica enorme de ocho millones de kilómetros cuadrados, todos coinciden en que necesitan elevar a la comunidad internacional este llamado.
Un grito urgente para proteger, legislar y concienciar sobre las amenazas continuas que no pararán hasta que haya un profundo cambio de mentalidad en la sociedad en cuanto al cuidado del planeta.
(EFE)
Comparte esta noticia