Un grupo de médicos decidió resolver esta duda, para lo que convocaron a 90 voluntarios para hacerlos tomar y mezclar diversos tipos de bebidas alcohólicas.
(Agencia N+1 / Victor Román). Un grupo de sabios médicos alemanes han encontrado que no importa si uno bebe primero vino o cerveza (o viceversa). Por último, ni siquiera importa si la persona mezcla otras bebidas, si bebe demasiado no podrá evitar la resaca. Los resultados de tan innovador estudio han sido publicados en el Journal of Clinical Nutrition.
La resaca ocurre después del abuso del alcohol. Es una condición caracterizada por una serie de síntomas desagradables como dolor de cabeza, sequedad de la boca, y náuseas. Hasta ahora no se conoce a ciencia cierta qué la causa. En consecuencia, si bien no existe un modelo fisiopatológico confiable, los medicamentos médicos ayudan con la resaca.
Las personas a las que les gusta beber confían en la sabiduría popular, por ejemplo, no mezclan bebidas alcohólicas ("grano o uvas"), ni aumentan el porcentaje de alcohol en la bebida. Sin embargo, a pesar de la fama de estos “conocimientos”, hasta ahora no habían sido puestos a prueba por los científicos.
El divertido estudio
Pero ¿para qué existe la ciencia si no es para probar este tipo de creencias populares? Por eso, un grupo de médicos de la Universidad de Witten/Herdecke en Alemania, dirigidos por Kai Hensel, decidió realizar una serie de experimentos y compararon qué tan fuerte sería la resaca si las personas beben primero cerveza y luego vino, o viceversa.
Los investigadores invitaron a 90 voluntarios sanos de 19 a 40 años para participar; 45 hombres, 45 mujeres. Fueron seleccionados de modo que cada tres (en varios casos dos) participantes eran del mismo sexo y edad, aproximadamente del mismo peso y altura, bebían aproximadamente la misma cantidad de alcohol y con la misma frecuencia sufrían de resacas. Los voluntarios se dividieron al azar en tres grupos: dos experimentales, 31 personas cada uno y un grupo de control, en el que había 28 participantes.
Durante la prueba, los voluntarios del primer grupo primero bebieron cerveza, luego vino, los voluntarios del segundo grupo hicieron lo contrario. Los participantes del grupo de control bebieron solo cerveza o solo vino. Una semana más tarde, el experimento se repitió, pero la secuencia del alcohol bebido cambió en los grupos: en el primer grupo, bebieron primero vino, luego cerveza, en el segundo grupo: primero cerveza, luego vino.
Los investigadores midieron en todos los participantes el nivel de alcohol en la respiración. Las pruebas se detuvieron cuando el nivel de alcohol después de beber cerveza llegó a ser igual o superior a 0.05% (0.5 ppm), después de beber vino, igual o superior a 0.11% (1.1 ppm).
En total, cada voluntario bebió, en promedio, 1.3 litros de cerveza y 0.6-0.7 litros de vino. El grupo de control bebió un promedio de 2.6 litros de cerveza o 1.2 litros de vino. Durante el experimento, los investigadores utilizaron cerveza pilsener con un contenido de alcohol del 5%. Al mismo tiempo, los científicos enfatizaron que los empleados de la empresa cervecera que donaron cerveza no participaron en la planificación del experimento. La segunda bebida fue el vino blanco local Chasselas blanc / Johanniter con una capacidad de alcohol del 11%.
Los temidos resultados
Los investigadores midieron la intensidad de la resaca en base a ocho síntomas. Entre ellos se encontraban dolor de cabeza, náuseas, mareos, y sed. Los participantes calificaron cada síntoma en una escala de cero a siete, y luego se agregaron todas las evaluaciones.
Resultó que la secuencia de bebidas alcohólicas o su mezcla en principio, no afectan la intensidad de la resaca. Casi todos los participantes en los experimentos, ambas veces, estimaron el poder de su resaca casi por igual. Los científicos no encontraron una correlación entre la intensidad de la resaca y el contenido máximo de alcohol en la respiración. En este caso, las mujeres en ambos casos se quejaron de una resaca más fuerte que los hombres (P = 0,009).
Los científicos advierten que a pesar del hecho de que no encontraron una correlación entre el contenido de alcohol en la respiración y la intensidad de la resaca, esto no significa que uno pueda beber hasta quedarse azul. Quizás no exista tal correlación. “El hecho es que beber demasiado alcohol puede llevar a una resaca. Podrá predecir con precisión cómo se sentirá al día siguiente, solo con ver lo borracho que está o si está enfermo. Tenemos que prestar atención a estos signos cuando bebemos", dice el autor principal del estudio, Jöran Köchling.
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma.
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