Un controvertido registro nacional se lleva a cabo en la India, donde miles sino millones de habitantes podrían ser considerados extranjeros y susceptibles de ser expulsados si no demuestran su ciudadanía.
Nacido en India hace 71 años, Mohamed Rehat Alí sigue traumatizado por los tres años que pasó en un campo de detención, destinado a quienes son considerados como migrantes ilegales en Asam, un estado en el nordeste de India.
Este agricultor analfabeto se encontró inmerso en el engranaje de un controvertido registro de ciudadanía india, que está llevándose a cabo en Asam y que el gobierno nacionalista central intenta copiar en todo el país, de 1,300 millones de habitantes.
En nombre de la lucha contra la inmigración ilegal, el Registro Nacional de Ciudadanos (NRC) pide a los habitantes de Asam demostrar su ciudadanía india. Las personas que no figurarán en la lista final, anunciada para fines de julio, serán consideradas como extranjeras y susceptibles de ser expulsadas.
Centenares de miles de habitantes podrían de hecho ser considerados apátridas.
Durante la campaña este año por las legislativas en India, Amit Shah, mano derecha del primer ministro Narendra Modi, calificó a los inmigrantes ilegales de "infiltrados" y "termitas". Desde la victoria de los nacionalistas hindúes, se ha convertido en ministro del Interior.
"Jamás pensé que tendría que demostrar mi ciudadanía. Soy un ciudadano indio, hemos nacido aquí en Asam, y vivimos aquí desde hace generaciones", explica Mohammed Rehat Alí.
Pero un "tribunal para extranjeros" no opina lo mismo. Al no poder presentar los documentos requeridos, la justicia declaró que era un ciudadano de Bangladesh, país fronterizo con Asam, y lo envió a prisión.
Tras un largo recorrido judicial, sus hijos obtuvieron que una corte de apelación lo reconociera como indio y fuera puesto en libertad el mes pasado.
"Registro nacional de crueldad"
El NRC censa a los habitantes de Asam capaces de probar que su presencia o la de su familia es anterior a 1971, año en el que millones de personas se refugiaron en el Estado, procedentes de Bangladés, en plena guerra de independencia.
Pero sus detractores acusan a los nacionalistas hindúes de servirse de este censo para atacar a las minorías, especialmente la musulmana, que representa un tercio de la población del Estado.
Asam, un mosaico de etnias frecuentemente golpeado por disturbios entre comunidades, es de momento el único Estado de India en tener semejante registro.
En la lista provisional publicada el año pasado, 4,4 millones de personas -sobre los 33 millones de habitantes de Asam- no estaban incluidos. Entre los excluidos, principalmente musulmanes, 3,6 millones han apelado la decisión, pero el resultado se anuncia incierto.
Una vez concluido el NRC, centenares de miles de personas -llegando a los dos millones, según los medios indios- podrían sumirse en un limbo jurídico, y enfrentar un futuro incierto. Aunque no fueran deportadas, podrían tener dificultades para acceder a la escuela o al sistema de salud.
Bangladés ya ha advertido que no aceptará a ninguna persona expulsada de Asam.
La situación del NRC, recalificado como "registro nacional de crueldad" en una reciente tribuna del diario The Hindu, adquiere a veces connotaciones kafkianas.
"Extranjeros" detenidos
En mayo, un veterano del ejército indio, que participó en el conflicto de Kargil en 1999 contra Pakistán, fue enviado a un campamento para "extranjeros" debido a una anomalía en sus documentos. La policía incluso incautó su viejo uniforme militar.
Ante el escándalo que causó este caso, el hombre fue puesto en libertad tras el pago de una fianza.
En total, 938 personas se hallan actualmente detenidas en seis campamentos, según cifras comunicadas a la AFP por un alto funcionario que requirió el anonimato.
Otro campamento para 3,000 personas será construido, y el gobierno de Asam desea construir otros nueve, con una capacidad para 1,000 personas cada uno.
En enero, la cámara baja del Parlamento adoptó una ley según la cual eran eligibles para obtener la nacionalidad india los inmigrantes llegados de Bangladés, Pakistán y Afganistán hace al menos seis años. A condición de que no sean musulmanes.
AFP
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