Mandatario norteamericano encara la semana en la que se cumplen sus cien primeros días en la Casa Blanca concentrado en el control de la gripe porcina en el país.
El presidente de EE.UU., Barack Obama, encara hoy la semana en la que se cumplen sus cien primeros días en la Casa Blanca concentrado en el control de la gripe porcina en el país, pero satisfecho por la manera en la que se desarrolla una agenda que considera "sin precedentes".
Esta semana, que se puede definir como típica del presidente, empezó con una declaración para pedir calma sobre la gripe porcina, seguirá mañana con su participará en un foro internacional sobre medio ambiente y el miércoles celebrará los cien días en el poder con un viaje a Misuri.
Esa misma noche ofrecerá una rueda de prensa televisada antes de participar en otra serie de actos en Washington el jueves y el viernes.
Esta hiperactividad ha sido lo normal desde la llegada de Obama a la Casa Blanca, en un momento de gran incertidumbre y marcado por la gravedad de la crisis económica mundial.
En sus primeros cien días en la Presidencia, las medidas del mandatario han abarcado desde un plan para la lucha contra la crisis económica, valorado en 787.000 millones de dólares, hasta la autorización del asalto a un barco pirata frente a las costas de Somalia.
Ha anunciado el comienzo de una nueva relación con los aliados europeos y América Latina, expresado su voluntad de lograr la paz en Oriente Medio y asegurado que quiere normalizar los lazos con Irán.
Asimismo ha ordenado el cierre de la prisión de Guantánamo, sentado las bases para el fin de la guerra en Irak, diseñado una nueva estrategia para Afganistán y lanzado una propuesta para un mundo futuro sin armas nucleares.
En medio de todo ello ha encontrado tiempo para seleccionar un perro para sus hijas, "Bo", e incluso de rellenar una quiniela con sus apuestas para los play off del baloncesto universitario.
El presidente considera esta agenda "sin precedentes" por su "alcance y su velocidad", según declaró en un reciente discurso en la Universidad de Georgetown.
Hasta el momento Obama cuenta con el apoyo del público, de acuerdo con una encuesta que publicó este fin de semana el diario The Washington Post y que indicaba que el 69 por ciento de los ciudadanos aprueba el trabajo que está haciendo como presidente, por encima del 66 por ciento que registraba en marzo pasado.
Sus críticos, sin embargo, le critican esa amplitud en la agenda y consideran que, si bien ha planteado propuestas, muchas siguen aún sin resolver.
Según el senador republicano por Tennessee, Lamar Alexander, "si uno trata de hacer 17 cosas a la vez, hay unas cuantas que no podrá hacer tan bien como debiera".
El mandatario estadounidense replica que reformas como la sanitaria, la educativa y la medioambiental forman parte de un todo y son imprescindibles para hacer frente a la gran prioridad: la lucha contra la crisis económica.
Pero, los cien primeros días de Obama no han carecido de tropiezos.
Los primeros surgieron en el nombramiento de su Gabinete, donde varios candidatos presentaron la renuncia antes de recibir la confirmación en el Senado.
Quizás la renuncia más notable fue la del candidato a secretario de Salud, Tom Daschle, por problemas de impuestos.
Obama también tuvo que efectuar tres nombramientos a secretario de Comercio para dar con el definitivo, tras la renuncia del aspirante inicial, el gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, por una investigación sobre posible fraude en su estado.
El demócrata tampoco ha recibido el apoyo bipartidista que esperaba para algunas de sus medidas, como el plan contra la crisis económica, donde apenas tres republicanos en el Senado y ni uno solo en la Cámara de Representantes respaldaron su medida.
Las divisiones han vuelto a resurgir en los últimos días, tras la decisión de la Casa Blanca de publicar los memorándums sobre los métodos para torturar a presuntos terroristas.
Al hacer balance, la Casa Blanca asegura que el marcador de los cien primeros días es algo "artificial" y Obama se mantiene centrado en resolver los problemas del país.
A pesar de ello, algo que también ha caracterizado su mandato hasta ahora ha sido su capacidad para controlar el ciclo informativo y el miércoles volverá a demostrarlo.
Ese día, Obama podrá considerarlo un "marcador artificial", pero con una reunión con votantes en San Luis y una rueda de prensa televisada será él quien tenga la última palabra a la hora de resumir sus primeros cien días en el Gobierno. EFE
Esta semana, que se puede definir como típica del presidente, empezó con una declaración para pedir calma sobre la gripe porcina, seguirá mañana con su participará en un foro internacional sobre medio ambiente y el miércoles celebrará los cien días en el poder con un viaje a Misuri.
Esa misma noche ofrecerá una rueda de prensa televisada antes de participar en otra serie de actos en Washington el jueves y el viernes.
Esta hiperactividad ha sido lo normal desde la llegada de Obama a la Casa Blanca, en un momento de gran incertidumbre y marcado por la gravedad de la crisis económica mundial.
En sus primeros cien días en la Presidencia, las medidas del mandatario han abarcado desde un plan para la lucha contra la crisis económica, valorado en 787.000 millones de dólares, hasta la autorización del asalto a un barco pirata frente a las costas de Somalia.
Ha anunciado el comienzo de una nueva relación con los aliados europeos y América Latina, expresado su voluntad de lograr la paz en Oriente Medio y asegurado que quiere normalizar los lazos con Irán.
Asimismo ha ordenado el cierre de la prisión de Guantánamo, sentado las bases para el fin de la guerra en Irak, diseñado una nueva estrategia para Afganistán y lanzado una propuesta para un mundo futuro sin armas nucleares.
En medio de todo ello ha encontrado tiempo para seleccionar un perro para sus hijas, "Bo", e incluso de rellenar una quiniela con sus apuestas para los play off del baloncesto universitario.
El presidente considera esta agenda "sin precedentes" por su "alcance y su velocidad", según declaró en un reciente discurso en la Universidad de Georgetown.
Hasta el momento Obama cuenta con el apoyo del público, de acuerdo con una encuesta que publicó este fin de semana el diario The Washington Post y que indicaba que el 69 por ciento de los ciudadanos aprueba el trabajo que está haciendo como presidente, por encima del 66 por ciento que registraba en marzo pasado.
Sus críticos, sin embargo, le critican esa amplitud en la agenda y consideran que, si bien ha planteado propuestas, muchas siguen aún sin resolver.
Según el senador republicano por Tennessee, Lamar Alexander, "si uno trata de hacer 17 cosas a la vez, hay unas cuantas que no podrá hacer tan bien como debiera".
El mandatario estadounidense replica que reformas como la sanitaria, la educativa y la medioambiental forman parte de un todo y son imprescindibles para hacer frente a la gran prioridad: la lucha contra la crisis económica.
Pero, los cien primeros días de Obama no han carecido de tropiezos.
Los primeros surgieron en el nombramiento de su Gabinete, donde varios candidatos presentaron la renuncia antes de recibir la confirmación en el Senado.
Quizás la renuncia más notable fue la del candidato a secretario de Salud, Tom Daschle, por problemas de impuestos.
Obama también tuvo que efectuar tres nombramientos a secretario de Comercio para dar con el definitivo, tras la renuncia del aspirante inicial, el gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, por una investigación sobre posible fraude en su estado.
El demócrata tampoco ha recibido el apoyo bipartidista que esperaba para algunas de sus medidas, como el plan contra la crisis económica, donde apenas tres republicanos en el Senado y ni uno solo en la Cámara de Representantes respaldaron su medida.
Las divisiones han vuelto a resurgir en los últimos días, tras la decisión de la Casa Blanca de publicar los memorándums sobre los métodos para torturar a presuntos terroristas.
Al hacer balance, la Casa Blanca asegura que el marcador de los cien primeros días es algo "artificial" y Obama se mantiene centrado en resolver los problemas del país.
A pesar de ello, algo que también ha caracterizado su mandato hasta ahora ha sido su capacidad para controlar el ciclo informativo y el miércoles volverá a demostrarlo.
Ese día, Obama podrá considerarlo un "marcador artificial", pero con una reunión con votantes en San Luis y una rueda de prensa televisada será él quien tenga la última palabra a la hora de resumir sus primeros cien días en el Gobierno. EFE
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