Obama es el autor de la mayoría de sus discursos, sobre todo los más importantes, pero el toque final es aportado por un equipo de tres asistentes.
El futuro presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se prepara para pronunciar el martes, durante su investidura, el discurso más importante de su vida, con el desafío de estimular a un país que duda de sí mismo.
Autor de talento (sus dos autobiografías son best-sellers), poeta en el alma (sus inspirados discursos fueron un elemento clave de su victoria), Barack Obama es sin duda el anfitrión de la Casa Blanca más cultivado desde Abraham Lincoln, a quien considera además su modelo.
Después de los lapsus de su antecesor, George W.Bush, reñido con la lengua inglesa, la oratoria de Obama será incluso más apreciada: "Constatamos durante la campaña que su talento oratorio era una ventaja enorme.
Y creo que será todavía uno de sus grandes activos como presidente", dice William Galston, analista de la Brookings Institution y ex asesor en la Casa Blanca.
"La política en realidad no ha cambiado desde su invención por los griegos. Todo el juego reside en la capacidad de exponer sus argumentos de manera clara y convincente.
Tener esta capacidad, para un discurso improvisado o uno preparado, es un activo de mucho valor en política", agrega Galston.
Obama es el autor de la mayoría de sus discursos, sobre todo los más importantes, pero el toque final es aportado por un equipo de tres asistentes dirigido por Jon Favreau.
Favreau, de 27 años, no era más que un modesto asistente de prensa del candidato demócrata John Kerry durante la campaña presidencial de 2004.
Cuando Obama a su vez entró en campaña, se convirtió en el escriba al adaptarse con precisión a las ideas y al estilo del futuro presidente.
La confianza de Obama en Favreau es tal que incluso la controversia que desató una foto del interesado haciendo un gesto fuera de lugar delante de un retrato de Hillary Clinton no lo afectó.
"La ventaja con los jóvenes es que aún no han sido formateados por la moda de pensamiento de Washington.
Ellos brindan ideas audaces y novedosas que retienen la atención del público", explica Julian Zelizer, profesor de historia política en la Universidad de Princeton.
Favreau trabaja cada discurso de Obama, quien alcanzó el apogeo de su oratoria con esta frase, pronunciada el 4 de noviembre de 2008 delante de sus seguidores la noche de la victoria: "Estados Unidos de América es un país donde todo es posible (...) y esta noche ustedes fueron la prueba".
Obama se mantiene de todos modos como el único amo de sus palabras en los momentos decisivos, como lo demostró en marzo pasado: puso su campaña entre paréntesis durante tres días para dedicarse a la redacción de un discurso muy aplaudido sobre la cuestión racial.
El discurso hacía eco de las polémicas declaraciones de Jeremiah Wright, su pastor en Chicago.
Pero con las nuevas funciones de presidente, Obama no tendrá sin duda la oportunidad de interrumpir sus actividades para redactar un discurso. "Debemos ser realistas", dice Galston.
"Como presidente, participará desde luego en la redacción de sus discursos importantes, pero dudo mucho que tenga el tiempo o incluso las ganas de hacer lo mismo para discursos de segundo orden.Y no tendrá interés en hacerlo".
AFP
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