A pesar del intenso debate suscitado, SeaWorld dijo que ´era su intención continuar interactuando´ con la ballena, cuyo valor asciende a millones de dólares.
Una orca que mató a su entrenadora delante de horrorizados espectadores permanecerá en el centro marino, indicaron funcionaros este jueves, a pesar del intenso debate suscitado sobre los animales en cautiverio.
Tilikum --la orca de 5 toneladas relacionada con otras dos muertes humanas desde 1991-- arrastró a su entrenadora y la hundió en el estanque hasta matarla cuando terminaba un espectáculo en SeaWorld, Orlando (Florida).
Su comportamiento era tan agresivo que los rescatistas no pudieron zambullirse a salvar a la experimentada entrenadora Dawn Brancheau, admitieron empleados.
En cambio, los entrenadores debieron guiar a la ballena gigante hacia una piscina más pequeña y la levantaron del agua hacia una plataforma donde lograron liberar el cuerpo sin vida de Brancheau, atrapada en sus fauces.
Sue Nichols, de 67 años, testigo de lo ocurrido, indicó que la muchedumbre no se percató de ninguna anomalía ya que el espectáculo había transcurrido con normalidad.
Cuando el episodio, la mayor parte de la audiencia ya se había ido. La entrenadora "palmeaba a la orca, y ella se le acercaba mucho. Ella le arrojaba pescados en su boca, baldes de agua, parecían disfrutarlo. No había nada raro", contó Nichols a la AFP.
Pero de pronto "ella le estaba hablando, jugando y en un instante la atrapó, la tiró al agua, la hundió y la mantuvo sumergida durante un buen rato", dijo.
"Entonces salió del agua con ella atrapada en su boca".
Nichols narró que comenzó a sonar la alarma al tiempo que los empleados del centro acuático rodearon la piscina con una red, mientras la gente salía desesperada.
En un sombría coincidencia, aparentemente fue en la piscina más pequeña que apareció en julio de 1999 sobre la espalda de Tilikum el cuerpo desnudo y sin vida de un hombre que se había colado en SeaWorld para nadar con las ballenas.
Incluso antes de la última muerte, los entrenadores tenían prohibido nadar con Tilikum.
El examinador médico del Condado de Orange indicó que Brancheau, que tenía 16 años de experiencia trabajando con orcas, habría muerto ahogada con múltiples heridas traumáticas.
Brancheau, de 40 años, murió haciendo lo que amaba. "Era su sueño", Marion Loberde le confió al Orlando Sentinel. "Amaba lo que hacía".
En una entrevista de 2006, Brancheau le había dicho al periódico que "no puedes tirarte al agua si no confías en ellos y si ellos no confían en ti".
Grupos defensores de los derechos de los animales presionaron para que Tilikum fuese liberada en una zona controlada, e incluso hubo quien sugirió que la mataran.
Pero SeaWorld dijo que "era su intención continuar interactuando" con la ballena, cuyo valor asciende a millones de dólares.
"Los procedimientos del trabajo con él cambiarán", agregaron.
Russ Rector, ex entrenador de delfines, indicó que mantener a las orcas (la especie más grande de la familia de los delfines) en cautiverio puede volverlas violentas.
"Van a mantener a Tilikum y va a matar a más gente", advirtió Rector, que envió a SeaWorld una carta en noviembre de 2007 advirtiendo que el estricto sistema de entrenamiento y el cautiverio contínuo podrían provocar ataques a los entrenadores.
"Es un monstruo, un producto de su cautiverio. Odia a la gente. Todo lo que desea es matar", le dijo Rector a la AFP.
"Si fuese un gato gigante o un oso, hubiese sido sacrificado tras la primer muerte".
Por su parte, Naomi Rose, una experta en mamíferos marinos de Humane Society, sugirió que Tilikum fuese liberado en el océano, en un enclave cerrado.
"Si lo mantienen aislado y encerrado como hasta ahora, si lo dejan en esta pequeña pisicina como la que se encuentra, va a volver a ocurrir".
Sin embargo, "no creo que sea posible liberarla luego de 27 años cautiva", advirtió.
"Para estos animales estar allí es como vivir dentro de una bañera", dijo Debbie Leahy, directiva del grupo de defensa de derechos de los animales PETA (People for the Ethical Treatment of Animals).
"Durante años, PETA ha exhortado a Seaworld a que ponga fin a estos confinamientos.
Esta es una tragedia que no debió haber ocurrido", señaló Leahy.
Tilikum significa "amigo" en lengua Chinook Jargon, de los indígenas del noroeste.
AFP
Tilikum --la orca de 5 toneladas relacionada con otras dos muertes humanas desde 1991-- arrastró a su entrenadora y la hundió en el estanque hasta matarla cuando terminaba un espectáculo en SeaWorld, Orlando (Florida).
Su comportamiento era tan agresivo que los rescatistas no pudieron zambullirse a salvar a la experimentada entrenadora Dawn Brancheau, admitieron empleados.
En cambio, los entrenadores debieron guiar a la ballena gigante hacia una piscina más pequeña y la levantaron del agua hacia una plataforma donde lograron liberar el cuerpo sin vida de Brancheau, atrapada en sus fauces.
Sue Nichols, de 67 años, testigo de lo ocurrido, indicó que la muchedumbre no se percató de ninguna anomalía ya que el espectáculo había transcurrido con normalidad.
Cuando el episodio, la mayor parte de la audiencia ya se había ido. La entrenadora "palmeaba a la orca, y ella se le acercaba mucho. Ella le arrojaba pescados en su boca, baldes de agua, parecían disfrutarlo. No había nada raro", contó Nichols a la AFP.
Pero de pronto "ella le estaba hablando, jugando y en un instante la atrapó, la tiró al agua, la hundió y la mantuvo sumergida durante un buen rato", dijo.
"Entonces salió del agua con ella atrapada en su boca".
Nichols narró que comenzó a sonar la alarma al tiempo que los empleados del centro acuático rodearon la piscina con una red, mientras la gente salía desesperada.
En un sombría coincidencia, aparentemente fue en la piscina más pequeña que apareció en julio de 1999 sobre la espalda de Tilikum el cuerpo desnudo y sin vida de un hombre que se había colado en SeaWorld para nadar con las ballenas.
Incluso antes de la última muerte, los entrenadores tenían prohibido nadar con Tilikum.
El examinador médico del Condado de Orange indicó que Brancheau, que tenía 16 años de experiencia trabajando con orcas, habría muerto ahogada con múltiples heridas traumáticas.
Brancheau, de 40 años, murió haciendo lo que amaba. "Era su sueño", Marion Loberde le confió al Orlando Sentinel. "Amaba lo que hacía".
En una entrevista de 2006, Brancheau le había dicho al periódico que "no puedes tirarte al agua si no confías en ellos y si ellos no confían en ti".
Grupos defensores de los derechos de los animales presionaron para que Tilikum fuese liberada en una zona controlada, e incluso hubo quien sugirió que la mataran.
Pero SeaWorld dijo que "era su intención continuar interactuando" con la ballena, cuyo valor asciende a millones de dólares.
"Los procedimientos del trabajo con él cambiarán", agregaron.
Russ Rector, ex entrenador de delfines, indicó que mantener a las orcas (la especie más grande de la familia de los delfines) en cautiverio puede volverlas violentas.
"Van a mantener a Tilikum y va a matar a más gente", advirtió Rector, que envió a SeaWorld una carta en noviembre de 2007 advirtiendo que el estricto sistema de entrenamiento y el cautiverio contínuo podrían provocar ataques a los entrenadores.
"Es un monstruo, un producto de su cautiverio. Odia a la gente. Todo lo que desea es matar", le dijo Rector a la AFP.
"Si fuese un gato gigante o un oso, hubiese sido sacrificado tras la primer muerte".
Por su parte, Naomi Rose, una experta en mamíferos marinos de Humane Society, sugirió que Tilikum fuese liberado en el océano, en un enclave cerrado.
"Si lo mantienen aislado y encerrado como hasta ahora, si lo dejan en esta pequeña pisicina como la que se encuentra, va a volver a ocurrir".
Sin embargo, "no creo que sea posible liberarla luego de 27 años cautiva", advirtió.
"Para estos animales estar allí es como vivir dentro de una bañera", dijo Debbie Leahy, directiva del grupo de defensa de derechos de los animales PETA (People for the Ethical Treatment of Animals).
"Durante años, PETA ha exhortado a Seaworld a que ponga fin a estos confinamientos.
Esta es una tragedia que no debió haber ocurrido", señaló Leahy.
Tilikum significa "amigo" en lengua Chinook Jargon, de los indígenas del noroeste.
AFP
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