La última vez que tuvieron noticias de Austin Tice fue el 12 de agosto de 2012, cuando el hombre de prensa les dijo que estaba a punto de internarse en una zona remota a las afueras de Damasco.
La última vez que Debra Tice supo de su hijo, el periodista estadounidense Austin Tice, fue a través de unos mensajes que intercambiaron en una red social, el día que él cumplía años y le comentó que estaba a punto de internarse en una zona remota a las afueras de Damasco, en Siria.
Desde aquel día, el 12 de agosto de 2012, Debra y su esposo Marc no han dejado de luchar para hallar el paradero de su hijo.
"Siempre se comunicaba con nosotros, nunca dejaba de contarnos lo que estaba haciendo y en qué lugar del mundo se encontraba", sostuvo Debra en entrevista con Efe.
En un pasillo de su casa ubicada en las afueras de Houston (Texas), Debra ha colocado un altar con varios símbolos religiosos a los que exige no se le tomen fotos ni vídeo y en donde coloca un broche por cada día que pasa: hoy se cumplen 870 días desde que Austin "entró en silencio".
"Durante un par de días nadie había oído de él. Pensamos que se debía a que se encontraba viajando y necesitaba discreción o que no tenía recepción en su teléfono para poder comunicarse con nosotros", sostuvo Marc Tice, natural de Houston.
"Pero para el tercer día ya todos estábamos preocupados. Llamé a sus editores y les pregunté qué es lo que sabían y nos dijeron que estaban preocupados también. Entonces para el jueves de esa semana ya se especulaba que algo había pasado", agregó el padre del periodista.
Marc Tice aseguró que el viernes de esa semana recibió una llamada del Departamento de Estado de EEUU en donde le comunicaban que estaban enterados de su "desaparición".
Desde entonces no han sabido nada, ni siquiera si existen esfuerzos concretos para conocer dónde está Austin o si hay un plan del gobierno para su posible rescate o, incluso, si es que sigue con vida. Para su madre, Debra, su hijo sigue vivo porque "lo siento así".
Austin Tice, quien sirvió en el Ejército estadounidense, viajó a Siria por motivos de trabajo y colaboraba con varios medios de comunicación, entre ellos el Washington Post y la cadena de televisión estadounidense CBS.
Antes de viajar a Damasco, Tice, el mayor de seis hermanos, interrumpió sus estudios de derecho en la Universidad de Georgetown para seguir su carrera como periodista.
"Lo único que hemos sabido de él después de su "silencio" fue a través de un vídeo de menos de un minuto que alguien publicó en la red YouTube en donde se le ve capturado o secuestrado por una especie de milicia", comentó Debra, quien cree que su hijo fue posiblemente capturado por el régimen de Bashar-al-Assad, presidente de Siria.
Con la muerte de varios periodistas cautivos en los últimos meses, incluido el estadounidense Luke Sommers y el sudafricano Pierre Korkie, la Casa Blanca anunció que revisará y hará cambios a los procedimientos para el rescate de rehenes.
Los padres de Austin Tice lanzaron una serie de sugerencias para que el gobierno de EEUU discuta con los familiares los cambios propuestos, porque "cada situación y caso es diferente".
"Los familiares experimentamos una crisis desde todos los ángulos. La realidad es que no existen políticas de gobierno ni red de ayuda establecida que nos ampare y nos guíe a navegar las dudas que necesitan una respuesta sólida", criticó Debra Tice.
"¿Cómo debemos interactuar con las agencias del gobierno en casos como el nuestro, o interactuar con la prensa? Pero sin duda, la más importante es qué hacer para que mi hijo regrese sano y salvo a casa los más pronto posible", resaltó.
Uno de los obstáculos que afronta la familia de Austin Tice es salvaguardar su identidad en las redes sociales, asegurar que sus cuentas bancarias no sean víctima de robo de identidad y tratar de congelar las deudas que se han ido acumulando debido a que el sistema no reconoce que Austin se encuentra en una situación extrema.
"A nosotros no nos han dado permiso para acceder a sus cuentas virtuales, como las páginas web o redes sociales a los que él tenía afiliación, sin embargo, el gobierno utiliza métodos para ingresar a esas mismas cuentas para recabar pistas sobre su paradero", indicó Marc.
Según el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, en inglés), al menos 19 periodistas han muerto cubriendo el conflicto en Siria desde noviembre, lo que ha convertido a este país en el más peligroso del mundo para estos profesionales.
EFE
Comparte esta noticia