Tenacidad, libertad y versatilidad conviven con ingredientes menos previsibles, como el error, la crisis vocacional y una educación deficiente, dijeron.
Siete premios Nobel 2009 explicaron hoy
en Estocolmo la receta que les llevó a la excelencia. Tenacidad,
libertad y versatilidad conviven con ingredientes menos previsibles,
como el error, la crisis vocacional y una educación deficiente.
"Equivocarse es la mejor manera de acertar. Pero tienes que equivocarte muy bien", explicó en la Real Academia de las Ciencias de Suecia el estadounidense George E. Smith, premio Nobel de Física 2009 por el sensor de CCD, descubrimiento fundamental para la fotografía digital que realizó junto a William S. Boyle.
Cuando diseñaron el primer modelo en 1969, su idea era crear una memoria electrónica sin precedentes, pero pronto vieron su aplicación para el mundo de la fotografía, al conseguir recrear cada célula fotográfica en un punto de imagen: el ahora conocidísimo pixel.
"Trabajábamos con objetivos muy específicos, pero pronto nos dimos cuenta de que todo iba a otro camino. Primero hacia la fotografía y, de ahí, a la medicina y la astronomía", explicó Boyle, cuya creación ha servido para las imágenes tomadas desde el telescopio Hubble o sobre el desierto rojo de Marte, así como para diagnósticos médicos más precisos.
El sensor de CCD es, en consecuencia otra casualidad célebre, como el descubrimiento de la penicilina por Alexander Fleming, condecorado con un Nobel de Medicina en 1945.
Y el propio CCD sirvió, además, para poder desarrollar el mapa de ribosoma que, por hacer antibióticos más eficaces, les ha valido a los estadounidenses Venkatrman Ramakrishnan y Thomas A. Steiz, así como a la israelí Ada E. Yonath, el Nobel en Química.
"Mi entorno no era muy científico. Mi madre, en concreto no tenía estudios, pero me apoyó mucho. Nunca pensé ser científica porque, simplemente, no sabía que eso existía. Yo era una niña muy curiosa, pero nunca pensé que pudieran pagarme por ser curiosa", reconoció Yonath.
Ella, durante el reposo que mantuvo tras un accidente de bicicleta, se interesó en la hibernación de los osos polares para entender cómo el organismo genera sus propias proteínas a través del proceso químico que realizan los ribosomas dentro de las células.
En 1970, su intención de conseguir un mapa atómico de los ribosomas sonó a imposible, pero años después, con la ayuda de Ramakrishnan y Steiz, consiguió la nitidez suficiente para estudiar el proceso de generación de proteínas y, en consecuencia, poder bloquear su acción para acabar con las bacterias multirresistentes.
Smith no quería ser físico, sino matemático. Pero Steiz fue más allá. "A mí me gustaba tocar el saxofón", reconoció. Sin embargo, Ramakrishnan, que se formó en el Laboratorio de Biología Molecular de Cambridge (Reino Unido), reconoció que, en su caso, el camino hacia el reconocimiento fue relativamente convencional.
Sin embargo, apuntó la flexibilidad de las fronteras como clave para la prosperidad científica.
"Como ciudadano estadounidense nacido en la India y educado en Reino Unido" reivindicó que "vivimos en un mundo de tráfico libre de capital y bienes, pero no de gente". En su caso, poder salir de la India fue fundamental para ese descubrimiento que ahora el mundo científico celebra.
Y es que, el avance de las comunicaciones, bien sea entre disciplinas o entre nacionalidades, fue apuntado como otro de los ingredientes fundamentales para el éxito.
En concreto, la primera mujer galardonada por el Nobel de Economía, Elinor Ostrom, decidió aplicar la política sobre los bienes comunes, que le ha hecho merecedora de tal galardón y pidió que la globalización se canalice hacia un entendimiento positivo.
"Parar una guerra es muy difícil. Pero cambiar el cambio climático, por tener algo de químico, de biológico, y de humano, es muy importante. Todos tenemos que ponernos de acuerdo", afirmó en referencia Conferencia sobre el Cambio Climático que comenzó hoy en Copenhague.
Ostrom, desde la Universidad de Indiana (Estados Unidos), ha sido premiada -junto con Oliver E. Williamson- por demostrar cómo las asociaciones de propietarios pueden administrar con éxito las propiedades comunitarias, algo que hasta ahora había sido considerado contraproducente en términos de eficacia económica.
¿Están los Nobel cambiando su fórmula? Teniendo en cuenta que este año hay más mujeres premiadas que nunca -cinco en total- algunos apuntan que sí.
"Que yo sepa, creo que el criterio principal sigue siendo ser excelente", concluyó, para despejar dudas, Ada Yonath. EFE
"Equivocarse es la mejor manera de acertar. Pero tienes que equivocarte muy bien", explicó en la Real Academia de las Ciencias de Suecia el estadounidense George E. Smith, premio Nobel de Física 2009 por el sensor de CCD, descubrimiento fundamental para la fotografía digital que realizó junto a William S. Boyle.
Cuando diseñaron el primer modelo en 1969, su idea era crear una memoria electrónica sin precedentes, pero pronto vieron su aplicación para el mundo de la fotografía, al conseguir recrear cada célula fotográfica en un punto de imagen: el ahora conocidísimo pixel.
"Trabajábamos con objetivos muy específicos, pero pronto nos dimos cuenta de que todo iba a otro camino. Primero hacia la fotografía y, de ahí, a la medicina y la astronomía", explicó Boyle, cuya creación ha servido para las imágenes tomadas desde el telescopio Hubble o sobre el desierto rojo de Marte, así como para diagnósticos médicos más precisos.
El sensor de CCD es, en consecuencia otra casualidad célebre, como el descubrimiento de la penicilina por Alexander Fleming, condecorado con un Nobel de Medicina en 1945.
Y el propio CCD sirvió, además, para poder desarrollar el mapa de ribosoma que, por hacer antibióticos más eficaces, les ha valido a los estadounidenses Venkatrman Ramakrishnan y Thomas A. Steiz, así como a la israelí Ada E. Yonath, el Nobel en Química.
"Mi entorno no era muy científico. Mi madre, en concreto no tenía estudios, pero me apoyó mucho. Nunca pensé ser científica porque, simplemente, no sabía que eso existía. Yo era una niña muy curiosa, pero nunca pensé que pudieran pagarme por ser curiosa", reconoció Yonath.
Ella, durante el reposo que mantuvo tras un accidente de bicicleta, se interesó en la hibernación de los osos polares para entender cómo el organismo genera sus propias proteínas a través del proceso químico que realizan los ribosomas dentro de las células.
En 1970, su intención de conseguir un mapa atómico de los ribosomas sonó a imposible, pero años después, con la ayuda de Ramakrishnan y Steiz, consiguió la nitidez suficiente para estudiar el proceso de generación de proteínas y, en consecuencia, poder bloquear su acción para acabar con las bacterias multirresistentes.
Smith no quería ser físico, sino matemático. Pero Steiz fue más allá. "A mí me gustaba tocar el saxofón", reconoció. Sin embargo, Ramakrishnan, que se formó en el Laboratorio de Biología Molecular de Cambridge (Reino Unido), reconoció que, en su caso, el camino hacia el reconocimiento fue relativamente convencional.
Sin embargo, apuntó la flexibilidad de las fronteras como clave para la prosperidad científica.
"Como ciudadano estadounidense nacido en la India y educado en Reino Unido" reivindicó que "vivimos en un mundo de tráfico libre de capital y bienes, pero no de gente". En su caso, poder salir de la India fue fundamental para ese descubrimiento que ahora el mundo científico celebra.
Y es que, el avance de las comunicaciones, bien sea entre disciplinas o entre nacionalidades, fue apuntado como otro de los ingredientes fundamentales para el éxito.
En concreto, la primera mujer galardonada por el Nobel de Economía, Elinor Ostrom, decidió aplicar la política sobre los bienes comunes, que le ha hecho merecedora de tal galardón y pidió que la globalización se canalice hacia un entendimiento positivo.
"Parar una guerra es muy difícil. Pero cambiar el cambio climático, por tener algo de químico, de biológico, y de humano, es muy importante. Todos tenemos que ponernos de acuerdo", afirmó en referencia Conferencia sobre el Cambio Climático que comenzó hoy en Copenhague.
Ostrom, desde la Universidad de Indiana (Estados Unidos), ha sido premiada -junto con Oliver E. Williamson- por demostrar cómo las asociaciones de propietarios pueden administrar con éxito las propiedades comunitarias, algo que hasta ahora había sido considerado contraproducente en términos de eficacia económica.
¿Están los Nobel cambiando su fórmula? Teniendo en cuenta que este año hay más mujeres premiadas que nunca -cinco en total- algunos apuntan que sí.
"Que yo sepa, creo que el criterio principal sigue siendo ser excelente", concluyó, para despejar dudas, Ada Yonath. EFE
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