El ex primer ministro británico llegó a tener especies raras de Sudáfrica, la India y Cuba. El recinto, ubicado al sureste de Londres puede ser visitado por turistas.
La casa de Chartwell, al sureste de Londres, en cuyo jardín el ex primer ministro británico Winston Churchill se dedicaba a coleccionar mariposas, ha sido finalmente reconstruida y podrá visitarse.
En 1939, año del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, cuando la Alemania de Adolf Hitler amenazaba a toda Europa, Churchill alternaba sus advertencias en el Parlamento sobre el peligro nacionalsocialista con su dedicación a los lepidópteros en su casa del condado de Kent.
Fue ese un hobby típico de los niños victorianos, al que Churchill volvería una y otra vez a lo largo de su vida, gracias sobre todo a sus viajes por Sudáfrica, la India y Cuba, que le permitieron coleccionar especies raras.
La guerra y su nombramiento como primer lord del almirantazgo y luego primer ministro, en mayo de 1940, le obligaron a dejar de lado su pasión por esos insectos hasta el final del conflicto, cinco años más tarde.
Pero acabado este y tras perder las siguientes elecciones legislativas, Chruchill pudo reanudar su afición a las mariposas en su casa victoriana de ladrillo rojo en la que viviría hasta su muerte en 1965.
Ahora, el National Trust, agencia que cuida del patrimonio histórico del Reino Unido, ha reconstruido pacientemente la casa y el jardín con sus aromáticos setos de lavanda y otras flores como la buddleia.
En aquel jardín, el matrimonio Churchill solía organizar espléndidas fiestas, que el político conservador aprovechaba para comprar nuevos especímenes de esos lepidópteros a Hugh Newman, un personaje dedicado al comercio de esos insectos.
Churchill comenzó criando especies nativas del sur de Inglaterra, pero luego quiso hacer lo mismo con otras de distintos lugares aunque sin éxito.
Desde su muerte, media docena de especies indígenas han desaparecido de Kent y las poblaciones de las que quedan se han reducido en tamaño por culpa de la agricultura y de la construcción creciente de viviendas en zonas rurales.
-EFE-
En 1939, año del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, cuando la Alemania de Adolf Hitler amenazaba a toda Europa, Churchill alternaba sus advertencias en el Parlamento sobre el peligro nacionalsocialista con su dedicación a los lepidópteros en su casa del condado de Kent.
Fue ese un hobby típico de los niños victorianos, al que Churchill volvería una y otra vez a lo largo de su vida, gracias sobre todo a sus viajes por Sudáfrica, la India y Cuba, que le permitieron coleccionar especies raras.
La guerra y su nombramiento como primer lord del almirantazgo y luego primer ministro, en mayo de 1940, le obligaron a dejar de lado su pasión por esos insectos hasta el final del conflicto, cinco años más tarde.
Pero acabado este y tras perder las siguientes elecciones legislativas, Chruchill pudo reanudar su afición a las mariposas en su casa victoriana de ladrillo rojo en la que viviría hasta su muerte en 1965.
Ahora, el National Trust, agencia que cuida del patrimonio histórico del Reino Unido, ha reconstruido pacientemente la casa y el jardín con sus aromáticos setos de lavanda y otras flores como la buddleia.
En aquel jardín, el matrimonio Churchill solía organizar espléndidas fiestas, que el político conservador aprovechaba para comprar nuevos especímenes de esos lepidópteros a Hugh Newman, un personaje dedicado al comercio de esos insectos.
Churchill comenzó criando especies nativas del sur de Inglaterra, pero luego quiso hacer lo mismo con otras de distintos lugares aunque sin éxito.
Desde su muerte, media docena de especies indígenas han desaparecido de Kent y las poblaciones de las que quedan se han reducido en tamaño por culpa de la agricultura y de la construcción creciente de viviendas en zonas rurales.
-EFE-
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