Sin ser las más intensas desde el terremoto del 12 de enero, las lluvias que han caído en las últimas horas convirtieron algunos centros de atención infantil en lodazales.
La lluvia cayó durante varias horas en Puerto Príncipe, inundando algunos refugios y obligando a miles de afectados a huir de allí, en una nueva amenaza que enfrentan los sobrevivientes del terremoto.
"Tuvimos una noche de pesadilla, dormimos con los pies en el barro, con nuestros hijos en brazos", dijo Jean Fritznel, padre de dos niños que viven en un albergue en Petionville, un suburbio de la capital.
Sin ser las más intensas desde el terremoto del 12 de enero, las lluvias que han caído en las últimas horas convirtieron algunos centros de atención infantil en lodazales, lo que complica la situación de las víctimas que viven en tiendas de campaña.
El terremoto que mató a más de 220.000 personas también dejó 1,3 millones haitianos sin hogar.
La gran plaza Champs de Mars, cerca del palacio presidencial, uno de los mayores refugios, fue invadida por el lodo.
Las casas están anegadas y las zonas verde han desaparecido bajo el barro.
"Mi tienda no resistió la lluvia, la lona que servía de techo cedió durante la noche", dijo Jean-Louis Lalanne, madre de tres niños, entre ellos un bebé de 15 meses.
"Yo estaba alojada donde un vecino para proteger a mi hijo. No puedo seguir en esas condiciones", afirma con tristeza.
En el refugio de Santa Teresa, construido sobre un terreno descampado de fútbol, varias tiendas quedaron inundadas, y sus ocupantes tuvieron que buscar refugio entre vecinos más afortunados que se protegen bajo carpas.
"Las tiendas de campaña que los blancos nos donaron no son resistentes. La nuestra está hecha de pedazos de tela y clavada a postes de madera", señaló Jonah Ford, responsable de un comité de víctimas conocido en "Punto de Nueva York", un alojamiento identificado como otros con el nombre de ciudades de
Estados Unidos, que los haitianos añoran conocer algún día.
Ante la posibilidad de nuevas lluvias, las mujeres y los hombres cavan trincheras.
"Si la lluvia continúa tendremos muchos problemas, pero no tenemos adónde ir. El gobierno debe hacer algo rápidamente", suplica una mujer.
Mientras tanto los niños, distraídos, continúan jugando con canicas en el barro, mientras las niñas pasan el rato cerca de letrinas insalubres desbordadas.
Las autoridades "deben poner aquí una escuela para los niños que, antes que aprender a leer, se divierten jugando por dinero", se quejó un responsable del comité de víctimas, quien también pidió tiendas de campañas y alimentos para más de 3.000 personas en este refugio.
La Oficina de la ONU para Asuntos Humanitarios (OCHA) identificó más de 20 sitios altamente vulnerables a las inundaciones durante la temporada de lluvias, que se espera el mes próximo en Haití. AFP
"Tuvimos una noche de pesadilla, dormimos con los pies en el barro, con nuestros hijos en brazos", dijo Jean Fritznel, padre de dos niños que viven en un albergue en Petionville, un suburbio de la capital.
Sin ser las más intensas desde el terremoto del 12 de enero, las lluvias que han caído en las últimas horas convirtieron algunos centros de atención infantil en lodazales, lo que complica la situación de las víctimas que viven en tiendas de campaña.
El terremoto que mató a más de 220.000 personas también dejó 1,3 millones haitianos sin hogar.
La gran plaza Champs de Mars, cerca del palacio presidencial, uno de los mayores refugios, fue invadida por el lodo.
Las casas están anegadas y las zonas verde han desaparecido bajo el barro.
"Mi tienda no resistió la lluvia, la lona que servía de techo cedió durante la noche", dijo Jean-Louis Lalanne, madre de tres niños, entre ellos un bebé de 15 meses.
"Yo estaba alojada donde un vecino para proteger a mi hijo. No puedo seguir en esas condiciones", afirma con tristeza.
En el refugio de Santa Teresa, construido sobre un terreno descampado de fútbol, varias tiendas quedaron inundadas, y sus ocupantes tuvieron que buscar refugio entre vecinos más afortunados que se protegen bajo carpas.
"Las tiendas de campaña que los blancos nos donaron no son resistentes. La nuestra está hecha de pedazos de tela y clavada a postes de madera", señaló Jonah Ford, responsable de un comité de víctimas conocido en "Punto de Nueva York", un alojamiento identificado como otros con el nombre de ciudades de
Estados Unidos, que los haitianos añoran conocer algún día.
Ante la posibilidad de nuevas lluvias, las mujeres y los hombres cavan trincheras.
"Si la lluvia continúa tendremos muchos problemas, pero no tenemos adónde ir. El gobierno debe hacer algo rápidamente", suplica una mujer.
Mientras tanto los niños, distraídos, continúan jugando con canicas en el barro, mientras las niñas pasan el rato cerca de letrinas insalubres desbordadas.
Las autoridades "deben poner aquí una escuela para los niños que, antes que aprender a leer, se divierten jugando por dinero", se quejó un responsable del comité de víctimas, quien también pidió tiendas de campañas y alimentos para más de 3.000 personas en este refugio.
La Oficina de la ONU para Asuntos Humanitarios (OCHA) identificó más de 20 sitios altamente vulnerables a las inundaciones durante la temporada de lluvias, que se espera el mes próximo en Haití. AFP
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