El tráfico ilegal de obras de arte procedentes de Irak y Afganistán financia las actividades del crimen organizado y de los grupos terroristas.
Mohamed Atta, uno de los pilotos que estrelló un avión de pasajeros contra las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001, intentó financiarse un curso de piloto en Estados Unidos traficando con obras de arte procedentes de Afganistán.
Así lo aseguró hoy el secretario general del Ministerio de Bienes Culturales de Italia, Giuseppe Proietti, al margen de la presentación de los datos de las operaciones de los Carabineros (Policía militarizada) en la recuperación de obras de arte robadas durante 2008.
Proietti explicó que las ganancias del tráfico ilegal de obras de arte procedentes de zonas como Irak y Afganistán alimentan la financiación de las actividades del crimen organizado y de los grupos terroristas.
Fue entonces cuando develó cómo dos años antes de los atentados del 11-S en Estados Unidos Atta se puso en contacto con una arqueóloga alemana de la Universidad de Göttinge para ofrecerle piezas encontradas en excavaciones en Afganistán.
Según Proietti, el terrorista confesó a la arqueóloga que con la venta de esas piezas, que finalmente no se produjo, pretendía pagarse un curso de piloto de helicópteros en Estados Unidos.
Mohamed Atta entró el 3 de junio de 2000 en Estados Unidos y asistió a un curso para aprender a pilotar aviones en Venice (Florida).
Atta y otros cuatro terroristas secuestraron el primer avión, un Boeing 767 de la compañía American Airlines con 87 personas a bordo, que se estrelló contra una de las torres del World Trade Center a las 08.46 hora local (12.46 GMT) del 11 de septiembre de 2001.
EFE
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