Algunos de los afectados manifestaron que es un castigo de Dios porque los haitianos "son malvados" y "están malditos".
Las decenas de réplicas que sacuden sin tregua Puerto Príncipe desde el terremoto del 12 de enero alteran los nervios de sus habitantes ya de por sí exhaustos: "todos los haitianos terminarán por morir porque están malditos", asegura una madre de familia.
La capital haitiana fue sacudida de nuevo este miércoles a las 06H03 locales (11H03 GMT) por un temblor de magnitud 6,1, la mayor réplica desde el sismo que asoló el país.
El temblor duró unos segundos. En Petionville, al este de la capital, la gente huía asustada por las calles. Frente al hotel Kinam, cuyos ocupantes corrieron a la calle, algunas personas repetían: "Gracias Todopoderoso, gracias Todopoderoso" por que nadie haya muerto.
Aunque de momento no ha sido registrada ninguna víctima, los periodistas de la AFP presentes en Puerto Príncipe reportaron ruidos de derrumbe.
Desde Ginebra, la ONU indicó que socorristas salieron a buscar nuevas víctimas.
"Estaba comiendo y tembló muy fuerte", cuenta Sylliona Gyna, una joven embarazada de nueve meses.
"La gente gritó "Dios mío, Dios mío ¿Por qué otra vez?", explica la mujer vestida con un boubou (traje tradicional africano) que como otros miles de haitianos acampa en la plaza Saint-Pierre, ya sea porque
sus casas quedaron destruidas o porque temen nuevas sacudidas.
"Todo el mundo sabe que esto no ha terminado. Para mí todo el mundo va a perecer. Es la naturaleza. No es Dios, Dios no es malo", dice.
Una mujer la interrumpe: "Sí, es Él, sí, es Dios", dice mientras señala el cielo con un dedo acusador.
"Dios quiere destruir a todos los haitianos porque son malvados, porque están malditos", asegura por su parte Eleude Joseph, una madre de dos niños visiblemente asustada por la réplica de esta mañana.
Para el pintor Louis Saurel, las réplicas son misteriosas: "creo que es Dios quien quiere todo esto. Pero no estoy seguro. Hay gente que dice que son pruebas nucleares. Es posible, no lo sé".
El ingeniero Patrick Damiens Boucherea tenía cita el miércoles con sus 20 obreros para despejar un edificio.
"Me llamaron tras la sacudida para decirme "Ingeniero no vamos a ir"".
"Tienen miedo de los derrumbes" por las nuevas réplicas "y no quieren dejar sus casas", dice.
Desde el 12 de enero y el terrible terremoto de magnitud 7 que asoló el país, la vida de los habitantes de la capital viene cadenciada por las réplicas de mayor o menor intensidad.
El día siguiente a la catástrofe, socorristas que trataban de sacar a un bebé de los escombros en el centro tuvieron que retirarse en un movimiento de pánico.
Durante la noche, las vibraciones resentidas en todo el centro provocaron la huída de miles de haitianos que intentaron llegar a la parte alta de la capital, por miedo a que las aguas de un tsunami cubriesen Puerto Príncipe.
Entre la multitud, un pescador anunciaba a gritos "el fin del mundo".
-AFP-
La capital haitiana fue sacudida de nuevo este miércoles a las 06H03 locales (11H03 GMT) por un temblor de magnitud 6,1, la mayor réplica desde el sismo que asoló el país.
El temblor duró unos segundos. En Petionville, al este de la capital, la gente huía asustada por las calles. Frente al hotel Kinam, cuyos ocupantes corrieron a la calle, algunas personas repetían: "Gracias Todopoderoso, gracias Todopoderoso" por que nadie haya muerto.
Aunque de momento no ha sido registrada ninguna víctima, los periodistas de la AFP presentes en Puerto Príncipe reportaron ruidos de derrumbe.
Desde Ginebra, la ONU indicó que socorristas salieron a buscar nuevas víctimas.
"Estaba comiendo y tembló muy fuerte", cuenta Sylliona Gyna, una joven embarazada de nueve meses.
"La gente gritó "Dios mío, Dios mío ¿Por qué otra vez?", explica la mujer vestida con un boubou (traje tradicional africano) que como otros miles de haitianos acampa en la plaza Saint-Pierre, ya sea porque
sus casas quedaron destruidas o porque temen nuevas sacudidas.
"Todo el mundo sabe que esto no ha terminado. Para mí todo el mundo va a perecer. Es la naturaleza. No es Dios, Dios no es malo", dice.
Una mujer la interrumpe: "Sí, es Él, sí, es Dios", dice mientras señala el cielo con un dedo acusador.
"Dios quiere destruir a todos los haitianos porque son malvados, porque están malditos", asegura por su parte Eleude Joseph, una madre de dos niños visiblemente asustada por la réplica de esta mañana.
Para el pintor Louis Saurel, las réplicas son misteriosas: "creo que es Dios quien quiere todo esto. Pero no estoy seguro. Hay gente que dice que son pruebas nucleares. Es posible, no lo sé".
El ingeniero Patrick Damiens Boucherea tenía cita el miércoles con sus 20 obreros para despejar un edificio.
"Me llamaron tras la sacudida para decirme "Ingeniero no vamos a ir"".
"Tienen miedo de los derrumbes" por las nuevas réplicas "y no quieren dejar sus casas", dice.
Desde el 12 de enero y el terrible terremoto de magnitud 7 que asoló el país, la vida de los habitantes de la capital viene cadenciada por las réplicas de mayor o menor intensidad.
El día siguiente a la catástrofe, socorristas que trataban de sacar a un bebé de los escombros en el centro tuvieron que retirarse en un movimiento de pánico.
Durante la noche, las vibraciones resentidas en todo el centro provocaron la huída de miles de haitianos que intentaron llegar a la parte alta de la capital, por miedo a que las aguas de un tsunami cubriesen Puerto Príncipe.
Entre la multitud, un pescador anunciaba a gritos "el fin del mundo".
-AFP-
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