Aviones bombardearon una ambulancia que transportaba a nueve combatientes y a cuatro civiles en la ruta a Brega, rebeldes inicialmente dispararon por error a las naves.
Una ambulancia carbonizada y cinco autos civiles destrozados yacen en la ruta a Brega, en el este de Libia, víctimas de un terrible error de la aviación de la OTAN en la noche del viernes.
Trece personas murieron en ese incidente: nueve combatientes rebeldes que estaban en los autos y cuatro civiles a bordo de la ambulancia.
Estos últimos, según fuentes del hospital de la vecina ciudad de Ajdabiya, eran tres estudiantes de medicina de Bengasi (este) que se habían presentado como voluntarios para atender a las víctimas de los combates y el chofer de la ambulancia.
Según una reconstitución de los hechos llevada a cabo por la AFP en el lugar y en Ajdabiya, todo se inició con algunos disparos de alegría, hacia el cielo, de un rebelde.
“Uno de nuestros hombres disparó al aire luego de un ataque de la OTAN contra posiciones de los hombres de Gadafi. Estaba contento, estaban avanzando hacia Brega”, explica Isa Jamis, encargado en Ajdabiya de coordinar las operaciones con las autoridades de la rebelión en Bengazi.
“Los aviones vieron las balas trazadores, seguramente creyeron que les estaban disparando y destruyeron el convoy”, agrega.
El sábado por la mañana, en la única ruta costera que enlaza Bengasi con Brega y Sirte, escenario de duros combates de las dos últimas semanas, todavía se podían ver sobre la calzada trozos de metal, piedras y tierra arrojados por las explosiones en el lugar del incidente, mientras de las carcasas de dos autos todavía salía humo.
“Fue un ataque de la aviación. Estoy 100 por ciento seguro”, dice a la AFP el doctor Mohamad Ahmad, en el hospital de Ajdabiya. “Fue un error. Los autos estaban demasiado cerca de los combates y de las líneas de Gadafi. Y un soldado o un civil mal entrenado cometió la tontería de disparar al aire”.
En Ajdabiya, enrolada en la causa de la insurrección, ninguna voz se alza para culpar a la OTAN y sus aviones, sin los cuales los rebeldes no tienen ninguna esperanza frente a las fuerzas de Trípoli.
Ni siquiera la de Husein Jadit, quien dice que llegó pocos minutos después del bombardeo y vio los vehículos en llamas, sin poder acercarse debido al calor del fuego.
“Fue un error de los revolucionarios. No de los estadounidenses. No podían saber (lo que ocurría en tierra). Creyeron que les estaban disparando y replicaron. Es triste pero es normal”, admite.
Tampoco culpan a los pilotos los familiares y amigos de una de las víctimas. Según la tradición, distribuyeron en Ajdabiya fotos de su “mártir”. El retrato muestra a un juvenil Abubakar Jema, de 21 años, estudiante en tercer año de medicina en Bengasi.
Uno de los otros dos estudiantes de medicina muertos se llamaba Ahmad y eso es todo lo que por el momento se sabe de él, ya que sus papeles de identidad estaban casi totalmente quemados.
Unos cinco kilómetros más allá de donde tuvo lugar el trágico ataque, una posición completa del ejército de Gadafi fue destruida en la misma noche del viernes por los caza bombarderos de la OTAN.
Un equipo de periodistas de la AFP contó en la mañana del sábado siete cadáveres de soldados libios dispersos en las dunas, algunos de ellos destrozados. Cerca del amasijo de hierros calcinados de lo que fuera uno de sus vehículos, se ve el cráter dejado por una bomba: cinco metros de diámetro y dos de profundidad.
AFP
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