Unos 300 familias, dedicadas a la agricultura y ganadería se niegan a evacuar por temor a perder sus animales y prefieren cuidar lo poco que tienen ya que se han registrado robos.
El volcán ecuatoriano Tungurahua, que el viernes registró una de sus mayores erupciones desde que despertó en 1999, volvió a cargar contra comunidades empobrecidas, que debieron evacuar con lo que apenas tenían encima.
"Sólo pude tomar la chalina para salir de Puela cuando llegó la Policía a evacuarnos", dijo a la AFP Teresa Chávez, una anciana oriunda de esa comunidad asentada en la parte alta del Tungurahua (garganta de fuego en quichua), que soportó una lluvia de ceniza y fragmentos de piedras.
Chávez bajó hasta la localidad de Penipe, que acoge a decenas de personas que aceptan evacuar las áreas consideradas de alto peligro en las faldas del macizo en el centro andino de Ecuador, de 5.
029 metros de altura.
Desde 1999 el volcán ha erupcionado con fuerza varias veces arrojando lava y rocas, que han dejado seis muertos, cientos de desplazados y varias aldeas destruidas.
"En Puela estábamos en una minga (trabajo comunitario) y de una sola vino la erupción.
La gente se alarmó y con otros vecinos me vine para acá", añadió la mujer de 76 años mientras tomaba un descanso sentada en la plaza de Penipe, en cuyos alrededores hay presencia de vehículos y personal militar.
"Me asusté porque los bramidos del volcán de verdad que fueron fuertes.
Mire a mi vecina que todavía está pálida", afirmó Chávez señalando a otra mujer que junto a su pequeña hija esperaba al lado de un tanque de gas de uso doméstico.
"Lo traje por si nos toca estar algunos días por acá y tener cómo cocinar algo", comentó la madre.
En Penipe están habilitados cuatro albergues para 160 personas, y se han construido varias casas dentro de un plan de reasentamiento de comunidades en riesgo, declaró a la AFP el alcalde local, Fausto Chunata.
Pero Chávez también anotó que "hay personas que no quieren evacuar y es porque tenemos animales como cuyes (conejillos de indias), gallinas y vacas.
Cuando ha pasado esto se han presentado muchos robos y por eso la gente no quiere salir, prefiere cuidar lo poco que tiene".
El coronel Eduardo Guerrero, de una brigada del Ejército, confirmó a la AFP que muchos pobladores se niegan a dejar sus casas en las zonas que podrían ser afectadas por la erupción del Tungurahua, localizado a 135 km al sur de Quito.
El oficial está al mando de unos 34 soldados, que motivan a los habitantes de Chonglontus, Anaba, El Manzano, Puela y Pungal (en la provincia de Chimborazo) a evacuar hacia Penipe en autobuses y camiones.
Unas 300 familias habitan en comunidades campesinas, que se dedican a la agricultura y ganadería en la zona, según Guerrero, de la Brigada Galápagos acantonada en la ciudad de Riobamba (capital de la provincia de Chimborazo).
Tras la mayor erupción del viernes temprano, la actividad del Tungurahua descendía y era poco probable que continuara la emisión de material incandescente, señaló el director del Instituto Geofísico (IG, estatal) de Quito, Hugo Yépez.
La situación está siendo evaluada de manera permanente por los denominados Comités de Operaciones Especiales (COE), que en el caso del municipio de Penipe aún mantiene la alerta amarilla.
Sin embargo, están listos planes emergentes incluso para evacuar al ganado de las laderas del Tungurahua, señaló una fuente del cabildo.
AFP
"Sólo pude tomar la chalina para salir de Puela cuando llegó la Policía a evacuarnos", dijo a la AFP Teresa Chávez, una anciana oriunda de esa comunidad asentada en la parte alta del Tungurahua (garganta de fuego en quichua), que soportó una lluvia de ceniza y fragmentos de piedras.
Chávez bajó hasta la localidad de Penipe, que acoge a decenas de personas que aceptan evacuar las áreas consideradas de alto peligro en las faldas del macizo en el centro andino de Ecuador, de 5.
029 metros de altura.
Desde 1999 el volcán ha erupcionado con fuerza varias veces arrojando lava y rocas, que han dejado seis muertos, cientos de desplazados y varias aldeas destruidas.
"En Puela estábamos en una minga (trabajo comunitario) y de una sola vino la erupción.
La gente se alarmó y con otros vecinos me vine para acá", añadió la mujer de 76 años mientras tomaba un descanso sentada en la plaza de Penipe, en cuyos alrededores hay presencia de vehículos y personal militar.
"Me asusté porque los bramidos del volcán de verdad que fueron fuertes.
Mire a mi vecina que todavía está pálida", afirmó Chávez señalando a otra mujer que junto a su pequeña hija esperaba al lado de un tanque de gas de uso doméstico.
"Lo traje por si nos toca estar algunos días por acá y tener cómo cocinar algo", comentó la madre.
En Penipe están habilitados cuatro albergues para 160 personas, y se han construido varias casas dentro de un plan de reasentamiento de comunidades en riesgo, declaró a la AFP el alcalde local, Fausto Chunata.
Pero Chávez también anotó que "hay personas que no quieren evacuar y es porque tenemos animales como cuyes (conejillos de indias), gallinas y vacas.
Cuando ha pasado esto se han presentado muchos robos y por eso la gente no quiere salir, prefiere cuidar lo poco que tiene".
El coronel Eduardo Guerrero, de una brigada del Ejército, confirmó a la AFP que muchos pobladores se niegan a dejar sus casas en las zonas que podrían ser afectadas por la erupción del Tungurahua, localizado a 135 km al sur de Quito.
El oficial está al mando de unos 34 soldados, que motivan a los habitantes de Chonglontus, Anaba, El Manzano, Puela y Pungal (en la provincia de Chimborazo) a evacuar hacia Penipe en autobuses y camiones.
Unas 300 familias habitan en comunidades campesinas, que se dedican a la agricultura y ganadería en la zona, según Guerrero, de la Brigada Galápagos acantonada en la ciudad de Riobamba (capital de la provincia de Chimborazo).
Tras la mayor erupción del viernes temprano, la actividad del Tungurahua descendía y era poco probable que continuara la emisión de material incandescente, señaló el director del Instituto Geofísico (IG, estatal) de Quito, Hugo Yépez.
La situación está siendo evaluada de manera permanente por los denominados Comités de Operaciones Especiales (COE), que en el caso del municipio de Penipe aún mantiene la alerta amarilla.
Sin embargo, están listos planes emergentes incluso para evacuar al ganado de las laderas del Tungurahua, señaló una fuente del cabildo.
AFP
Comparte esta noticia