Tras las primeras elecciones multirraciales en Sudáfrica de 1994, fue nombrada ministra de Cultura. Un año más tarde fue expulsada del gobierno de su propio marido por insubordinación.
La carismática Winnie Madikizela Mandela, fallecida este lunes a los 81 años, fue junto a su marido Nelson Mandela una figura emblemática de la lucha contra el apartheid en Sudáfrica, pero su vida estuvo también marcada por la polémica.
La vida de Nomzamo Winifred Zanyiwe Madikizela, conocida como Winnie, está estrechamente ligada a la del que fue el primer presidente negro de Sudáfrica, con el que estuvo casada 38 años, incluidos los 27 que Nelson pasó en prisión.
Winnie nació el 26 de septiembre de 1936 en la provincia de Cabo oriental (sur), donde también nació Nelson, y obtuvo un diploma universitario de trabajadora social, una excepción para una mujer negra en esa época.
Su matrimonio con Nelson Mandela —se casaron en junio de 1958, cuando ella tenía 21 años y él casi 40, divorciado y padre de familia— se vio muy afectado por la vida política de su marido.
"En realidad nunca hicimos vida de familia (...) no podías arrancar a Nelson de su pueblo. La lucha contra el apartheid, la nación, llegaban siempre primero", escribió en sus memorias.
Tras su boda, Nelson Mandela entró en la clandestinidad. En agosto de 1962 fue arrestado y Winnie se quedó sola con sus dos hijas al tiempo que seguía luchando contra el régimen racista impuesto por los blancos.
En esa época, la joven asistente social fue víctima de maniobras de intimidación y de presiones constantes que le llevaron a prisión y le obligaron a irse a vivir a un pueblo alejado, donde su casa fue blanco de dos atentados con bomba.
Aun así nunca dejó de desafiar a las autoridades blancas y Winnie se convirtió en una de las figuras emblemáticas del Congreso Nacional Africano (ANC), el el principal movimiento en la lucha contra el apartheid.
En 1976, pidió a los estudiantes que se levantaron en Soweto a "luchar hasta el final".
Polémica y violación a los derechos humanos
Con el tiempo, sin embargo, Winnie se convirtió en un estorbo para el ANC. Cuando algunos presuntos "traidores" de la lucha contra el apartheid morían quemados vivos, declaró que los sudafricanos tenían que liberarse con "cajas de fósforos".
También creó una escolta personal, la llamada Mandela United Football Club (MUFC), conocida por sus métodos brutales.
En 1991, fue declarada culpable de complicidad en el secuestro de Stompie Seipei, un militante antiapartheid. Fue condenada a seis años de prisión, una pena que luego fue conmutada en multa.
En 1998, la comisión Verdad y Reconciliación (TRC), que estudiaba los crímenes políticos del apartheid, declaró a Winnie "culpable políticamente y moralmente de importante violaciones de los derechos humanos" cometidas por el MUFC.
"Grotesco", dijo entonces, a pesar de las acusaciones de tortura.
"Era una gran figura de la lucha, un ícono de la liberación", dijo de ella el premio Nobel de la Paz Desmond Tutu, presidente de TRC y amigo de Nelson Mandela. "Pero luego algo se torció de manera terrible".
En 1994, tras la primeras elecciones multirraciales en Sudáfrica, fue nombrada ministra de Cultura. Un año más tarde fue expulsada del gobierno de su propio marido por insubordinación.
A pesar de haber sido expulsada del ANC y condenada de nuevo en 2003 por fraude, Winnie volvió a la política cuatro años más tarde como miembro del comité ejecutivo del partido, la instancia que dirige el ANC.
Nunca fue ajena a las contradicciones. A pesar de ser diputada desde 1994, era conocida por sus ausencias. Era una gran defensora de los pobres pero llevaba una vida de lujo.
También criticó el acuerdo histórico de Nelson Mandela con los dirigentes blancos para poner fin a la segregación en Sudáfrica. "Mandela nos abandonó", dijo entonces, "el acuerdo es malo para los negros".
La imagen de la pareja Mandela, andando unidos de la mano cuando Nelson salió de prisión, dio la vuelta al mundo. Pero la pareja se alejó y terminó separándose en 1996 tras un proceso que puso al descubierto las infidelidades de Winnie.
A su muerte, en 2013, Nelson Mandela no le dejó nada en herencia y Winnie llevó el caso antes los tribunales para intentar recuperar, sin éxito, la casa familiar de Qunu (sur).
AFP
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