Los supervivientes luchan contra el hambre y la sed por la falta de agua potable y de alimentos, mientras que las autoridades de Indonesia están desbordadas por el gran número de heridos.
Más de 1,400 personas murieron en el terremoto y el tsunami ocurridos el 28 de septiembre en la isla indonesia de Célebes, donde las necesidades en las zonas siniestradas son "inmensas" y se reducen las esperanzas de encontrar supervivientes.
"El balance total es de 1.407 muertos", indicó Sutopo Purwo Nugroho, el portavoz de la agencia de gestión de catástrofes naturales en una rueda de prensa. Un balance anterior hablaba de 1,374 muertos y 113 heridos.
Las autoridades se dieron hasta el viernes —una semana después de la catástrofe— para encontrar posibles supervivientes. Pasada esta fecha, las posibilidades serán prácticamente nulas.
Los equipos de rescate se concentran en algunas zonas alrededor de Palu, una ciudad de la costa golpeada de lleno por el tsunami, y especialmente en el hotel Roa Roa, donde aún habría unas sesenta personas sepultadas bajo los escombros.
También trabajan en un centro comercial, un restaurante o en el barrio de Balaroa, donde la fuerza de la sacudida dejó el suelo hecho trizas.
Cerca de 200,000 personas necesitan ayuda humanitaria urgentemente, según la oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), incluyendo decenas de miles de niños. Se calcula que 66.000 viviendas fueron derruidas el viernes por el temblor de magnitud 7,5 y el tsunami que engendró.
AFP
Comparte esta noticia