Taiwán enfrenta una creciente presión de China, que no reconoce la soberanía e independencia de la isla.
La presidenta taiwanesa Tsai Ing-wen, en el Día Nacional de la isla, acusó a China de desestabilizar la región y de ser una fuente de preocupación para todo el mundo, y prometió responder con el reforzamiento de su "seguridad", "poderío económico" y "seguridad social integral".
Tsai instó a China, "como gran país", a adoptar una postura responsable y cooperativa y a no fomentar "el conflicto", y la acusó de no solo de "dañar las relaciones a través del Estrecho" sino de "crear problemas más serios para la paz y la estabilidad en el Estrecho y la región".
La presidenta taiwanesa prometió no "ceder" ante la presión china, aunque también evitaría el enfrentamiento y mantendría la paz y estabilidad, pero sin renunciar ni a la "soberanía" ni al "estilo de vida libre y democrático". "No nos precipitaremos a enfrentar la confrontación, ni tampoco sucumbiremos a hacer concesiones", dijo Tsai.
Tensión en Asia
Taiwán debe reforzar su capacidad de recuperación para "responder mejor a los nuevos desafíos" y "actuar como un actor responsable y confiable en la comunidad internacional", de modo que pueda ser "un socio indispensable para el mundo", porque eso es crucial para la supervivencia del país, agregó Tsai ante delegaciones de todo el mundo.
Un total de 56 delegaciones extranjeras con un total de 416 invitados, incluidos el presidente de Paraguay Mario Abdo Benítez, el primer ministro de Santa Lucía Allen Chastanet y el gobernador General de San Cristóbal y Nieves Tapley Seaton, asistieron a la celebración y al discurso de Tsai.
Taiwán enfrenta una creciente presión de China, que no reconoce la soberanía e independencia de la isla, bloquea su participación internacional, impide a sus aliados que mantengan lazos oficiales con la isla y la amenaza con el uso de la fuerza si camina hacia la independencia formal.
EFE
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