Miles de miembros de la minoría musulmana rohinyá han cruzado la frontera de Bangladesh huyendo de la violencia.
Al menos 414 personas han muerto en las últimas dos semanas durante la ola de violencia sectaria desatada en el oeste de Birmania (Myanmar), región declarada como "zona de operaciones" por el Ejército, informó el Gobierno.
El conflicto rebrotó el pasado 25 de agosto cuando un millar de efectivos pobremente armados del Ejército de Salvación Rohinyá de Arakan (ARSA) asaltó una veintena de puestos gubernamentales en el estado Rakhine (antiguo Arakan) y la posterior respuesta de los militares.
Cifra de víctimas. El comité de información de la Oficina de la Consejera de Estado, la nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, reportó en Facebook que desde los ataque han muerto 371 rebeldes, 15 efectivos gubernamentales y 28 civiles.
El organismo oficial también estimó en cerca de 7,000 las casas destruidas durante los combates, en 59 poblaciones de la región, lo que provocó más de 26,500 desplazados internos, sin desglosar la etnia.
El costo social de la violencia. Otras 123,000 personas de la etnia musulmana rohinyá, no reconocida por las autoridades birmanas, han cruzado la frontera de Bangladesh huyendo de la violencia, según los datos del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Desde el inicio de los enfrentamientos el ARSA y las Fuerzas Armadas se intercambian acusaciones sobre violaciones de los derechos humanos.
Las denuncias de los organismos. Al grupo insurgente también se le achaca el ataque contra tres puestos fronterizos el 9 de octubre de 2016 que desencadenó una violenta operación de represalia del Ejército birmano.
La ONU y varias organizaciones condenaron aquella campaña, en la que denunciaron asesinatos, saqueos y violaciones de civiles, y que llevó a unos 74,000 rohinyás a huir a territorio bangladeshí (EFE)
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