Cao Yongsheng se gana la vida cuidando de los muertos gracias a un programa de rehabilitación en China que da a los criminales una segunda oportunidad como trabajadores funerarios.
Antes encarcelado por asesinato, Cao Yongsheng se gana ahora la vida cuidando de los muertos gracias a un programa de rehabilitación en China que da a estos criminales una segunda oportunidad como trabajadores funerarios.
Es una insólita estrategia para ayudar a expresidiarios, muchos de los cuales aseguran que la falta de programas de rehabilitación, la escasez de habilidades y la arraigada discriminación los empujan a reincidir.
Cao Yongsheng estuvo entre rejas 17 años por matar a una persona y herir de gravedad a otras dos. Trabajar en una funeraria permite "dar consuelo a los fallecidos (...) y expiar los crímenes", asegura.
"Es una especie de absolución espiritual para mí", dice a la AFP este hombre de 56 años, que trabaja en un tanatorio en la ciudad nororiental de Shenyang, repleto de ataúdes, incienso y pilas de papel moneda que se quema en los funerales chinos.
En China, hay alrededor de 1,7 millones de presos, según datos recopilados por el World Prison Brief de la Universidad de Londres, el país con mayor cantidad después de Estados Unidos.
Sin embargo, sus autoridades no publican regularmente cuántos de ellos reinciden al quedar en libertad.
Rehabilitación
Este proyecto gestionado por voluntarios ofrece formación y apoyo financiero a exprisioneros para poder empezar una carrera como sepultureros y mantenerse en el buen camino.
El grupo, conocido como ‘Mamá te despide en el cielo’, dice que es la única iniciativa de este estilo en China centrada en reformar delincuentes graves, que suelen definirse como aquellos que pasaron una década o más en prisión.
Para Cao, uno de sus primeros beneficiarios, el programa supuso cambiar un trabajo inestable y unas perspectivas sombrías por un ingreso regular, un matrimonio feliz y raíces profundas en su comunidad.
"Fue un gran punto de inflexión en mi vida", dice en su puesto de trabajo, donde también está su socio empresarial, otro antiguo convicto.
"Sin esta plataforma, puede que no estuviera aquí ahora", asegura.
Más de 50 antiguos presos se han formado como trabajadores funerarios desde el inicio del programa hace cinco años, aseguran sus organizadores.
Los asocia con otros internos y les ofrece entrenamiento además de una inyección de dinero para poner en marcha sus negocios.
El trabajo es a menudo intenso, dado que los pueden llamar en medio de la noche para visitar a familias de luto, limpiar y vestir al fallecido y transportarlo hasta el crematorio, la estación final para la mayoría de la población en China.
Pero los participantes dicen que simplemente están felices de tener un empleo estable. (AFP)
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