El gobierno ha abierto una investigación sobre el tema. Turistas han expresado su malestar por la reparación que desluce la tradicional arquitectura.
El gobierno de China abrió una investigación para buscar a los responsables de supuestos daños que ha sufrido un tramo de la Gran Muralla China, luego de que entre 2013 y 2014 fuese reparada con cemento blanco, material diferente de la piedra caliza, granito o ladrillo que se utilizó en su construcción original. El rechazo de cientos de personas no se hizo esperar en redes sociales.
El fragmento está ubicado entre las provincias de Liaoning y Hebei, al noreste del país y turistas locales y extranjeros han reportado mediante imágenes un choque estético visiblemente negativo en la infraestructura que empezó a construirse en el siglo III a.C. Fue la Administración Estatal de Patrimonio Cultural que, mediante un comunicado, aseguró que examinará la veracidad de las imágenes. Si hay daños, sancionará a los responsables.
La dinastía Ming (1368-1644) construyó esa parte de la gran vía que se deterioró con los años, entre otras cosas, por la poca atención de autoridades en esta zona. Se restauró hace dos años, sin embargo, los resultados parecen distar de lo esperado. Los historiadores chinos están preocupados por el posible impacto que este nuevo material pueda tener sobre la Gran Muralla.
De los 21,196 kilómetros de largo que tiene, solo un 8.2% se mantiene en buen estado, ha afirmado la Sociedad de la Gran Muralla China, la entidad que se dedica a proteger este monumento, luego de hacer un estudio en 2015. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1987. La construcción es un conjunto de trozos de muro que se levantaron entre los siglos III a.C y XVII. Se han conservado fragmentos de, aproximadamente 8,000 kilómetros que pertenecieron a la dinastía Ming.
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