Los analistas advierten de que esta medida puede desatar una guerra comercial entre las grandes potencias.
El presidente estadounidense, Donald Trump, afirmó que firmará "la próxima semana" aranceles del 25 % a las importaciones de acero y del 10 % a las de aluminio de algunos países, y que estarán en vigor "por un largo periodo de tiempo".
"Las estaremos firmando la próxima semana. Y tendrán protección por un largo periodo de tiempo", señaló Trump tras un encuentro con líderes empresariales en la Casa Blanca, en el que no mencionó los países afectados.
Trump tenía hasta mediados de abril para decidir qué medidas adoptar, después de que el Departamento de Comercio le enviase un informe sobre los efectos de las importaciones de estos productos sobre "la seguridad nacional" de EE.UU. en el que recomendaba aplicar estos aranceles o cuotas.
"Básicamente la mayoría de ustedes estarán inmediatamente expandiendo (sus operaciones) si les damos un campo de juego equilibrado. Lo que se ha permitido que pasase por décadas es una desgracia", dijo el mandatario a los directivos asistentes.
Entre ellos figuraban representantes de grandes conglomerados siderúrgicos como Arcelor Mittal, Nucor o US Steel Corporation.
¿Una nueva guerra comercial?
En el reporte, enviado por el Departamento de Comercio a mediados de febrero, se recomendaba la aplicación de fuertes aranceles a la importación de acero y aluminio de hasta el 50 %, y se planteaba la posibilidad de adoptar de cuotas.
Aunque Trump no citó países en concreto, el secretario de Comercio, Wilbur Ross, subrayó en el documento, conocido como "Informe 232", que China es "el gran responsable" del exceso de acero en los mercados internacionales, ya que el gigante asiático "solo en un mes produce lo mismo que EE.UU. en todo un año".
Otros países explícitamente señalados por el Gobierno de EE.UU. son India, Brasil, Rusia y Corea del Sur.
Con este anuncio, Trump da finalmente un paso al frente en su retórica de nacionalismo y proteccionismo comercial, con medidas contundentes que los analistas advierten que pueden desatar una guerra comercial internacional en forma de represalias de los países afectados. (EFE)
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